29. — Confesión
Semanas después....
Ya habían pasado varias semanas desde que Abran estaba recluido en la milicia, poco a poco su paciencia empezaba a flaquear pero como estaba siendo vigilado no podía hacer mucho. En un principio no se hablaba con Mei pero pasados los días y por querer apagar su enojo solo podía discutir con ella, aunque no le prestaba atención a sus palabras y sabía que solo lo hacía para hacerla enojar hubo un momento en el que se harto y empezó a alzarle la voz hasta llegar en el momento más crítico de sus palabras.
Mei . - ya es suficiente, ¿no crees?
. - te la pasas discutiendo conmigo cada que puedes y me dices que te odio.
. - ¿Odiarte yo por qué?
Abran. - no estas aquí para hacer cumplir la voluntad de mi padre?
. - es que acaso eso no es odiarme?
Mei. - ja vaya, vaya, tu crees que soy una desalmada como para sentir eso por ti?
. - te has puesto a pensar siquiera porque acepte venir?
. - claro que no lo has hecho, si fuera así ya sabrías porque lo hice.
Abran. - pue