El grupo de personas se ponen a cuchichear entre ellos, todos están hartos de estar aquí metidos, viviendo como si fueran animales o algo por el estilo, muchos de ellos vienen de asentamientos de cambia formas y que ellos jamás los tratan como los trata su propia especie.
—Tenemos que salir de aquí— Espeta mi marido mientras camina hacia la puerta.
—¿Cómo piensas salir de aquí, guapo? — Expresa con incredulidad una de las mujeres. —Esa puerta está cerrada a cal y canto, a no ser que tengas la llave escondida entre tus ropas, que lo dudo mucho.
—Reese, por la madre bendita...
Sin darme tiempo a terminar mi oración, derriba la puerta sin esfuerzo alguno, haciendo que suelte un resoplo de resignación, me sobo la frente con la yema de mis dedos y dejo caer los hombros. No voy a reprocharle ni nada, tenemos que ir a ver si el “Coliseo” de verdad existe y auxiliar a los cambia formas y humanos que están siendo enviados a morir de forma horrible.
—¡Mierda! — Exclama una de las mujeres. —¿¡Qu