CAPÍTULO 100: UNA NUEVA AMENAZA
Nikolai
El sol matutino se cuela por las ventanas de la habitación, su cálida luz baña el rostro de Gaia, que está dormida a mi lado. Le miro, sintiendo una paz que creí haber perdido para siempre. Estamos juntos de nuevo, y por primera vez en mucho tiempo, todo parece estar en su lugar. Extiendo una mano y acaricio suavemente su cabello, despertándola con delicadeza.
—Buenos días, mi amor —le susurro.
Gaia abre los ojos y una sonrisa se dibuja en sus labios. Sus ojos brillan con una mezcla de amor y alivio.
—Buenos días, Nikolai —responde, acurrucándose más cerca de mí—. ¿Cómo te sientes?
—Mejor que nunca —digo sinceramente, abrazándola con fuerza—. Gracias a ti.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad. Siento que hemos dejado atrás el odio y el rencor que nos separaban. Por primera vez, estamos verdaderamente juntos.
Gaia se ríe con timidez mientras acaricio su mejilla, busco sus labios, fundiéndonos en un beso apasiona