Una hora después de haber llegado a casa había recibido un mensaje del señor White informando que iba a enviar personal para que nos dieran lo necesario a todas y estar presentables, pues la cena sería en un restaurante de mucha clase y era requisito ir vestidos adecuadamente. Le informé que todas éramos mujeres y le di nuestras medidas como me lo ha pedido. Lo que no me esperaba era ver tantos vestidos en nuestra diminuta sala. No había siquiera espacio para caminar por tantos vestidos y tantas personas presentes.
—Ay, mi niña, ¿Dónde encontraste a un novio con tanto poder?
Tanto la señora Clarisa como yo estábamos nerviosas al ver la situación. Miento sobre cómo lo conocí, al fin y al cabo, él nunca me dijo que debía decir.
—Lo conocí de casualidad en una de mis caminatas al trabajo. Choqué sin querer con él, luego nos volvimos a ver en la universidad y desde entonces estamos juntos.
—Zoe, ¿Está segura de él? Tu abuela me contó un poco.
—Lo estoy, es un gran hombre y, además, es una