Capítulo 35. El beso
—Cristian, estoy enamorada de ti.
—No sabes cuánto tiempo he estado esperado escuchar estas palabras. Te amo, Emily.
Cada sonrisa tuya ilumina mi día. Te amo tanto que no puedo describir con palabras. Eres mi sol en los días nublados, mi refugio en las tormentas.
Cristian tomó mi rostro entre sus manos, y sentí su cuerpo acercarse al mío. Me aferré a sus brazos al notar que mis piernas flaqueaban. Su boca estaba a escasos centímetros de mis labios, y me miró profundamente a los ojos.
—Tenemos tantas cosas de qué hablar, pero no puedo esperar más. Necesito tus labios contra los míos, ahora —dijo Cristian.
Nuestros labios se unieron, reflejando la intensa necesidad que sentíamos el uno por el otro.
Bajo el sol brillante, rodeada de jardines y árboles y apoyada sobre mi coche en aquel momento el beso me desarmó por completo.
—Vamos a casa —supliqué.
—Es lo que más deseo en este momento —dijo mientras me acariciaba mi espalda—. Pero, tengo una reunión muy importante, ¿no vemos es