—No estás ahora como para hablar de eso, vámonos —volvió a coger mi muñeca.
Nos acercamos a su casa y subimos hasta su habitación.
Nos sentamos en la cama y ambos quedamos en silencio.
Draven.
Cuando iba a hablar Brisen se había tumbado en la cama y se había quedado dormida. Suspiré llevándome las manos a la cabeza.
Mi teléfono comenzó a sonar, me levanté y lo cogí de la mesita, era Marco.
Marco.
Si tanto te gusta esa chica no sé por qué no la comes la boca y acabas con este jueguito que me pone nervioso.
Yo.
¿De qué hablas tú ahora?
Marco.
Llevo unos minutos viendo c&o