Paige había conocido a muchas mujeres en el mundo del entretenimiento junto a Vincent, pero Bianca era diferente. Era inteligente, directa, decidida y humilde, una combinación única que había impresionado a Paige desde el primer momento.
Ella confiaba en su capacidad para juzgar a las personas.
Blake era el hombre adecuado para Bianca, y Paige estaba decidida a no permitir que nadie más la alejara de él.
Al ver la firme determinación de su esposa, Vincent suspiró con resignación. Él también admiraba a Bianca, pero sabía que el amor no podía forzarse.
Aun así, Paige era terca. Y una vez que tomaba una decisión, nada ni nadie podía hacerla cambiar de opinión.
A medida que la tarde llegaba a su fin, marcando el final de la jornada laboral, el teléfono de Bianca no dejaba de vibrar.
Mientras terminaba sus pendientes, echó un vistazo a la pantalla y sonrió al ver quién la llamaba.
—Hola —saludó Bianca con dulzura, su voz familiar para Dave.
—¿Estás a punto de salir del trabajo? Voy a recog