Unos minutos después Saúl entraba en la habitación y la miraba fijamente.
-Suarez, déjanos solos un momento.
-Sí señor. – y sin más se marchó, él se acercó a ella y le tomó una mano, pudo sentir que estaba helada.
-¿Has escuchado todo?
-Sí, ¿tú qué opinas de ellos Saúl?
-Que ambos tienen una actitud muy extraña, si de algo estoy seguro es de que están ocultando algo.
-¿Crees que uno de ellos lo mató?
-Es lo más probable - silenciosas lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Linda, él la observó y sintió tanta pena que quiso abrasarla y brindarle el apoyo necesario, no tuvo voluntad de reprimirse así que la tomó de los hombros y tiró hacia él, su cuerpo la recibió, contento de poder brindarle algo de calor en medio de aquella oscuridad tan fría.
-Gracias por todo lo que haces por mi Saúl.
-Ahora vayamos a ver a tu familia.