Cierro mis ojos y con nervios doy un paso hacia adelante. Me desnudo lentamente y quedo enfrente de él.

Nadie nunca habla de lo difícil que es pararse al frente del espejo cuando no estas acostumbrada a ver tu cuerpo, cuando no estás acostumbrada a hablarte a ti misma ni siquiera agradecerte.

No soy capaz de si quiera verme las pupilas por 3 minutos y no es porque me odie, simplemente he decidido ignorarme por mucho tiempo, por sentirme menos que los demás desde que tengo memoria.

Nunca sobresali en ninguna actividad o deporte, nunca fui la mejor en la clase, tampoco la peor, siempre esforzándome y nunca fue suficiente, con la escuela, con los chicos, con amigas, con trabajos. Siempre hubo alguien que era mejor o que es mejor, siempre hubo alguien que lograba todo lo que yo quería, alguien que sin importar mis esfuerzos lograba desrrumbarme tan fácil y en algún momento dejé de luchar, en algún momento solo empecé a sobrevivir y a vivir de migajas, siendo espectadora, conformándome