Capítulo 81
Mónica se levantó del suelo y miró a Francisco con expresión lastimera.

—Sabes que solo tengo a mi hermano. Si algo le pasa, yo no podría seguir viviendo.

—Francisco, ayúdame, por favor —suplicó—. Haré lo que sea para que la señorita Acosta acepte llegar a un acuerdo.

Mientras hablaba, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Se acercó a Francisco, se refugió en sus brazos y lo abrazó por la cintura, sin dejar de suplicar con tono infantil.

Al ver a Mónica así, Francisco sintió cierta incomodidad interior, pero finalmente solo pudo suspirar con resignación.

—Buscaré una solución.

A pesar de que empezaba a sentir cierto descontento, seguía siendo la mujer que siempre había amado, y casi por instinto, quería protegerla.

Con estas palabras, Mónica finalmente pudo respirar aliviada. Tomó la mano de Francisco:

—Todavía no sabemos exactamente qué está pasando allí dentro. Francisco, tienes que ayudarme. Silvio siempre ha sido de salud delicada desde pequeño, no puede soportar condici
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App