Mi ochocientos veinticinco días. Cuarenta y tres mil ochocientas horas estuvieron entre ellos hasta su reencuentro. La distancia no pasa en vano, mucho luego despues de una partida sin despedida y el caos que esta ocasiono. El grupo de amigos siempre fue salvaje, en la vida adulta no significaba que lo dejarían de ser, porque lidiar con un secuestro de payasos antes de una boda, un mono aparentemente asexual y un príncipe teñido de azul decidido a ganarse el amor a toda costa... Contando también a un francés friendzoneado, viajes y una persecusión de chicas... Solo lo pueden hacer ello, porque ellos... Nunca cambian.
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