Capítulo 61. Los fantasmas que reclaman lo que creen suyoEl país amaneció en silencio.Ni el tráfico habitual de los autos, ni el bullicio de los noticieros matinales lograban disipar la tensión que se respiraba en el aire. Las pantallas repetían, una y otra vez, los fragmentos de la conferencia de prensa que el fiscal supremo y el italiano Renato Ferrini ofrecieron la noche anterior, donde el nombre de Emilia Cortes se había convertido en el centro de un huracán mediático.La revelación del italiano fue un golpe que nadie vio venir.La mujer que durante estos últimos meses había sido presentada como una heroína trágica al salvarse de ese accidente, no era quienes todos creían... era cierto que Mariana era una novia también, y que si bien es cierto salvó su vida en ese mismo accidente, la persona mediática por quien todo el país rezaba era Emilia Cortes la novia de Emiliano Del Valle.Ella era la mujer que toda la ciudad vio renacer, pero ahora ese nombre solo significaba desgracia,

Capítulo 63. La propuesta de un italiano... nada mal.Emiliano sonrió sarcástico, no podía imaginar a alguien más sínico que Romero.-- Mariana está viviendo la vida que tú le negaste – le respondió Emiliano.-- Eso nunca – corrigió Francesco, encendiendo un cigarro mientras se dirigía a la puerta. – Ella está viviendo la vida que tu quieras para tu mujer –El portazo retumbó en los muros como un disparo. Francesco salió de la mansión Del Valle de la misma manera como ingreso, siendo asediado por la prensa... el documento de la fiscalía que debía firmar Mariana para liberar sus propiedades se quedó allí, escondido en el sobre que llevaba en la mano.-- Otro día será Del Valle... otro día será – susurró al salir. Afuera, los periodistas lo rodearon de inmediato.-- ¿Señor Romero, que nos puede decir? Se confirma que la sobreviviente volverá con su usted, su verdadero amor – le preguntó una reportera.Francesco se acomodó el saco y miró directo a las cámaras.-- Solo diré algo – le dij

Capítulo 65. Los recuerdos de Mariana.Había sido una tarde calurosa en la ciudad.Recordaba el olor a pasto recién cortado, la voz de su madre llamándola desde el jardín y la risa de su padre mientras limpiaba la bicicleta que le había prometido enseñarle a usar.No recordaba cuantos años tenía en realidad, también recordaba bien si llegó a subir en ella, lo que sí recordaba bien era que esa fue la última imagen feliz que guardó de ellos.Después, lo único que recordaba era oscuridad... intentando imaginarse que pudo pasar, como ocurrió aquel accidente y como sus padres dejaron de existir.Mariana no olvidaba la mañana.Recordaba el sonido del teléfono, la voz temblorosa de los empleados avisándole que algo terrible había pasado.Recordaba correr por el pasillo, con el pijama aún húmedo porque acababa de salir de la ducha.Se imaginaba que habría pasado, ella no estuvo allí.No vio el fuego, ni los cuerpos, ni el auto destruido... nada.Tampoco escuchó los gritos, pero podía imaginár

Capítulo 67. Una noche de insomnio. Mariana levantó la vista.Sus ojos se encontraron, y por un momento, el tiempo se detuvo.Había algo en esa mirada que no era solo interés. Era promesa. Era destino.Ella apartó la mirada.-- No sé si estoy lista para enfrentar todo esto –-- Nadie lo está – le respondió él. Ferrini se acercó despacio, apoyando las manos sobre el respaldo de su silla. – Pero si no lo haces tu mi bella dama, los Romero lo harán por ti. Y cuando eso pase, no quedará nada de su historia para contar –Mariana cerró la carpeta.El silencio entre ambos era espeso, eléctrico.Finalmente habló:-- Está bien. Me quedaré aquí –Ferrini arqueó una ceja.-- ¿Por seguridad? – ella negó con un movimiento de cabeza.-- Por respuestas – le dijo ella, mirándolo con firmeza.Él asintió, satisfecho.-- Entonces bienvenida oficialmente a la mansión Ferrini, mi signora Soberón –Mariana respiró hondo, intentando convencerse de que hacía lo correcto.El eco de la voz de la madre de Rena

Capítulo 69. El precio de la verdadMariana se levantó, guardó la carpeta bajo el brazo y salió sin mirar atrás.Tenía que pensar.Tenía que decidir cómo usar lo que acababa de descubrir.Porque lo que estaba en juego ya no era solo su pasado, sino el destino de todos los que habían jugado con su nombre.Mientras subía las escaleras, escuchó la voz de la madre de Renato Ferrini desde el corredor.-- ¿Non dorme, cara? – le preguntó la mujer con dulzura.Mariana se giró, sonriendo apenas.-- No mucho, signora. Pero gracias por recibirme –La anciana la tomó de las manos.-- Esta casa guarda muchas historias. Algunas duelen, otras sanan. Usted solo recuerde que el amor siempre llega con la verdad. Nunca antes mi niña –Las palabras quedaron suspendidas en el aire.Mariana las sintió clavarse en su pecho como un presagio.Cuando volvió a su habitación, el anillo seguía en su mano.Y en su mente, la frase de su madre resonó otra vez, pero esta vez estaba más clara, más amenazante:“Si tu h