LUCA SARTORI. ITALIA. ꘎♡━━━━━━━♡꘎ — Sabía perfectamente que la presencia de Kate Connor, era el inicio de algo muy interesante — dice, mientras expulso el humo lentamente entre mis labios. Las palabras de Eliza me hacen caer en cuenta de que ya ha hecho su trabajo. — ¿Le hiciste algo? ¿La mataste? — pregunto indiferente, dejando escapar una bocanada de aire cargada de nicotina. Los lloriqueos de la perra esa me aturden de sobremanera. Apenas y puedo soportar ese asqueroso sonido lastimero. — No, Stefan dice que debe permanecer viva un tiempo más — responde, sentándose con elegancia y cruzándose de piernas como si estuviera en una maldita tertulia de sociedad. Enciendo mi cigarrillo una vieja costumbre que no ha desaparecido desde mi tiempo de humano — ¿Es la misma chica del bosque? — pregunta mi hermana cruzada de brazos. No puedo evitar rodar los ojos, soy ese tipo de sujeto que detesta con todo su ser que le repitan las cosas. — Si, me divertí un rato con la mocosa me

AARÓN CONNOR. ITALIA. ꘎♡━━━━━━━♡꘎ He pasado toda la noche dando vueltas pensando que Violet no ha llegado, he recorrido este maldito pueblo de punta a punta, revisado cada rincón donde he creído que ha podido estar o dejado rastro, pero nada. Es como si la jodida tierra se la hubiera tragado o si nunca hubiese estado aquí. — ¿Dónde estás pastelito? — murmuro entre dientes y mis puños se aprietan con fuerza. No puedo quedarme así, inmovil mientras mi mente divaga entre imágenes que me torturan y que no quiero seguir visualizando. La sangre me hierve intranquila en mis venas, sin saber absolutamente nada de ella. Siento que en cualquier momento voy a explotar si no tengo una respuesta. Cada segundo que paso sin saber nada de su paradero es una herida nueva que me está matando. En ese momento mi teléfono suena sobre el escritorio y lo cojo rápidamente sin mirar quién llama, casi con desesperación, como si supiera que hay una posibilidad d

VIOLET SWAN. ITALIA. ꘎♡━━━━━━━♡꘎ Siento que mis brazos arden por el peso de estar colgando todo este tiempo, siento que cada uno de mis músculos estuviera siendo desgarrado poco a poco y el cuerpo me hormiguean, siento las terminaciones dormidas de todas las horas que llevo en la misma posición, atada al frío hierro de las cadenas que cuelgan del techo y paredes. Me siento completamente rota, y no precisamente físicamente, aunque eso también está comenzando a pasar. Mi mente no ha dejado de repetir una y otra vez una frase «Moriré y no podré ver nunca más a mi madre». Si hubiera insistido mucho más, si hubiera luchado con más fuerza, ahora mismo sería todo tan diferente. Pero, ya no hay un después, solo queda el pasado. El sonido metálico de la puerta al abrirse rompe el terrible silencio que se ha formado en este lugar, es como un cuchillo cortando piel. Diviso con dificultad a dos figuras entrar, envueltas en sombras y siento miedo. Uno de ellos es el rubio de mirada e

AARÓN CONNOR. ITALIA. ꘎♡━━━━━━━♡꘎ La noche es la mejor amiga de los depredadores: “Un manto oscuro cubre los pecados y oculta la garras, los fuertes hacen su voluntad mientras las sobras callan por ellos”. Eso era lo que decía mi padre y ahora, bajo esa misma oscuridad, camino completamente solo, esperándolos. No tengo la virtud de la paciencia y es impresionante, pero lo único que quiero ahora mismo es que lleguen de una maldita vez. El viento marino golpea con fuerza, sintiendo como mechones de mi cabello pegan con fuerza en mi rostro, trayendo consigo ese hedor dulzón a especias y muerte. Ya lo conozco de sobra, huele a vampiro, a peligro, traición. Giro sobre mis pasos al escuchar alguien acercarse y diviso cuatro figuras envueltas en unas túnicas oscuras que emergen entre las sombras. Se detiene justo frente a mi, como si estuvieran actuando en alguna maldita ceremonia medieval. — Ya no estamos en el siglo pasado Stefan — digo con desprecio — Así que pueden dejar de vest

EZRA SWAN. ꘎♡━━━━━━━♡꘎ Al llegar a casa del trabajo y no encontrarla allí, se ha vuelto parte de una rutina que detesto, aunque empiezo a temer que me esté acostumbrando poco a poco. No quiero hacerlo, ella siempre ha sido la luz que llenaba esta casa, la única capaz de derretir un poco el frío que parece impregnado en las paredes. Sin ella, hasta el aire huele completamente diferente, mucho más pesado, incluso más vacío. El reloj en la pared, marca las siete y cuarto cuando bajo las escaleras. Mis pasos resuenan como si cada uno llevara un peso extra. Me detengo unos segundos antes de entrar al comedor, apoyándome contra el marco de la puerta. El aroma a tostadas recién hechas, huevos cocidos y tocino crujiente, invade mis fosas nasales de inmediato. Es tan raro, mi padre no suele quedarse por tanto tiempo en casa por las mañanas. Menos aún para preparar el desayuno. — Pensé que irías a trabajar — digo, entrando despacio como si midiera cada paso que doy. Tomo asiento con par