Capítulo 12Nara parpadea confundida, no se suponía que así era como debía terminar esta noche. Se pone en pie fingiendo ser más fuerte de lo que es en realidad y ocultando los nervios que le causa el aura de Marco. Va frente a él y le habla.—Tenemos un contrato. En ese contrato no dice nada de que debamos tener vínculos emocionales. Solo que debes ser mi amante. Estuviste de acuerdo y lo firmaste de forma voluntaria, así que esto que estás haciendo ahora está mal, es un incumplimiento claro del contrato.Ella sigue hablando mientras Marco solo la mira con su aire de superioridad, sin mostrar ninguna reacción.—Yo he cumplido con toda mi parte. Si sigues insistiendo en incumplir la tuya, vas a tener que pagar una fuerte multa.Marco se pone en pie lentamente, sonríe de medio lado y se agacha un poco para que su rostro esté a la misma altura que el de Nara.—De acuerdo, dime, ¿cuánto es esa multa? Gané bastante en la última pelea, así que creo que es el mejor momento para que rompamos

Capítulo 14Nara está de pie frente al escaparate de una joyería. Había pensado en comprarle una pulserita a Andrea como regalo de cumpleaños, pero sin duda, esa resulta ser la peor decisión que toma en el día. Cuando escucha la familiar voz de Carlos detrás de ella, su primer instinto es fingir que no lo conoce y alejarse rápidamente. Sin embargo, Carlos no le da esa oportunidad.—Me dijeron que por fin superaste la ruptura conmigo… ¿y que ahora sales con un boxeador? —dice sacudiendo la cabeza con fingida lástima—. No pensé que después de terminar conmigo, acabarías con alguien así.Nara pone los ojos en blanco.–¿Y qué demonios te importa a ti con quién salgo? –le preguntó Nara encarandolo.–Nara, eres una buena mujer. Aunque no podamos estar juntos, no deberías rebajarte de esa manera, no quiero que termines tu vida sin nada. —añade Carlos con tono condescendiente.En el pasado, la situación de ellos había sido similar, a pesar de que la familia de Carlos tenía una pequeña empr

Capítulo 16Nara no podía ocultar lo incómoda que se sentía con Marco después de lo que había sucedido en su último encuentro y de haberlo estado evitando durante tantos días. Y no solamente incómoda, también sentía miedo, un miedo real a que él descubriera sus verdaderas intenciones. Inconscientemente evitaba mirarlo a los ojos. Para colmo, la forma en la que se habían encontrado no era la mejor; no sabía cómo podía explicarle a Marco quién era Carlos, ni le interesaba hablar de viejos recuerdos.Nara aprovecha ese momento y se quita el collar que Marco acaba de ponerle. Toma su mano y lo pone en ella. No le parece bien aceptar un regalo tan costoso y piensa dejárselo claro.–¿No te gusta? –le pregunta Marco. Nunca una mujer le había devuelto una joya, mucho menos una tan costosa como esa. Nara niega con la cabeza.–No es que no me guste, es que es demasiado costoso –ella no tenía idea de dónde podía él haber sacado tanto dinero, para el collar y también para el traje que tenía pue

Capítulo 18Al entrar en el departamento, Marco no se detiene y lleva a Nara directo a la habitación. La acuesta sobre la cama y pone su cuerpo sobre el de ella, dominándola por completo. Nara responde a sus besos con incomodidad; a pesar de haber estado intentando desde que vio a Marco llegar a este momento, siente que no hay la suficiente confianza entre ellos como para estar haciendo algo así. Sin embargo, se esfuerza, porque sabe que es algo que necesita hacer por Andrea.Marco nota la incomodidad de Nara y la interpreta como si fuese duda. En este punto no está dispuesto a dejar que dude, así que la toma con más fuerza entre sus brazos y la besa, haciendo que ella responda de forma instintiva a sus demandas. Los besos de Marco se vuelven cada vez más intensos, haciendo que Nara, de forma inconsciente, recuerde lo que sucedió entre ellos en el pasado. Solo que esta vez iba a recordarlo todo: tanto su cuerpo como su mente estaban conscientes de lo que estaba sucediendo.–Relájate,

Capítulo 20Después de separarse de Nara en el departamento, Marco se había preparado y había ido a la casa de su padre. Ese día era su cumpleaños y, aunque deseaba evitarlo como otros años enviando solo un regalo, esta vez no podía. Su abuelo le había pedido personalmente que asistiera, recordándole que, a pesar de todo, Anghelo seguía siendo su padre. Estaba claro que la invitación de su hermana no había sido desinteresada: querían mostrarle a todos que contaban con el apoyo de Marco. Y él tenía que jugar ese juego, al menos por un rato.Al llegar a la ostentosa mansión donde vivía la familia de su padre, Marco se detuvo un momento en la puerta, intentando relajarse antes de entrar. Nunca había sentido ese lugar como su casa, y ahora mucho menos. Apenas puso un pie dentro, sintió todas las miradas sobre él. Su padre, tan vanidoso como siempre, se acercó en cuanto lo vio y lo abrazó. Su madrastra también apareció enseguida.—Querido —dijo la mujer, colocándose junto a su esposo—, hac