Capítulo 32. Una memoria rota que comienza a recordar.Esa tarde Paula volvió a su oficina, no esperaba ver a Rodrigo allí. Pero Rodrigo necesita acercarse a Paula, después de lo conversado con su madre necesitaba saber que tanto recuerda ella de su niñez, y que tan peligrosos podrían resultar para ella esos recuerdos.-- ¡Paula por fin! No tienes idea de lo preocupado que estado por ti -- le dice mientras se levanta para acercarse a ella.-- No veo por que Rodrigo, entre nosotros ya no existe una relación -- le recuerda ella, pero Rodrigo solo la mira con ternura, había olvidado a la mujer frágil de quien se enamoró, todo por el placer y la lujuria que le proporcionaban las otras.-- Pau yo... sigo siendo tu esposo -- le recuerda él. Ella niega con un movimiento de cabeza.-- No por mucho señor Tafur ---- No seas asi Pau... no puedes haber dejado de quererme de la noche a la mañana ---- No tienes idea de lo que una mujer puede hacer cuando su marido le es infiel --Rodrigo cierra l

Capítulo 34. Bajo vigilancia.El silencio cayó en la sala.-- ¿Borrarme del mapa? -- susurró asustada.-- La niña que vio todo... o mejor dicho la que vio aquel detalle. La joven que recuerda los hechos, toda usted es una amenaza para ellos ahora. Y ya ha despertado suficiente atención ¿no cree? ---- ¿Está amenazándome? ---- ¡Oh no! Nunca lo haría -- le dijo Javier, antes de ponerse de pie. – Solo la estoy preparando ---- ¿Preparando? -- Paula lo siguió hasta la puerta. – ¿Preparando para qué? --El hombre sonrió sin humor.-- Preparándola para lo que viene mujer ---- ¿Cómo sé que lo que está diciendo es cierto? ---- Vaya a la vieja estación de bomberos de la ciudad. Busque en los archivos muertos, segundo sótano. Pregunte por el acta 333-G. Si ese papel aún existe… encontrará su frase escrita allí.Y se fue, así, si más.-- ¿Qué piensas hacer? ---- No estoy segura, pero ¿tú le crees? -- Martin dudó. Había visto muchos casos donde los testigos que no se identificaban como ese

Capítulo 36. Otra noche de locura y un amanecer de misterio.Paula dormía, desnuda sobre las sábanas revueltas. Santiago se puso en pie, buscó su camisa, pero algo le llamó la atención.El bolso de ella estaba abierto.Y dentro, apenas visible, el disco duro que le había robado a Javier.-- ¿Qué diablos…? -- susurró Santiago, tomándolo en sus manos.En ese instante, Paula abrió los ojos.-- No es lo que parece ---- ¿Desde cuándo lo tienes? ---- Lo encontré esta tarde, antes de que tú... --Santiago la miró en silencio. Y entonces lo supo: ella había estado jugando a dos bandas. Quizás no por traición, sino por miedo. O por necesidad.-- ¿Vas a compartirlo conmigo? ---- Aún no lo sé -- le respondió ella con sinceridad.Porque ahora todo se trataba de confianza.Y esa, no se construía solo con cuerpos entrelazados.Santiago se quedó mirando el disco duro en sus manos como si ardiera.El aire en su departamento era espeso. Silencioso. Paula, aún medio recostada entre las sábanas, obse

Capítulo 38. El Precio de los CelosPaula no iba a comentarle lo que pasó en la visita de ese hombre, y que fue él quien mencionó el tema del dragón rojo, porque al fin de cuentas, ella también lo llegó a confirmar.Un momento después Paula noto como Santiago comenzó a relajarse. No lo dijo, pero lo notó en su mirada y en la forma como relajó los puños. -- Bien será mejor que comencemos – dijo Santiago dirigiéndose hacia la puerta. Paula lo miró interrogante.-- ¿A dónde vamos, que se supone que debemos comenzar? ---- Comenzaremos por encontrar un fantasma ---- ¿Un fantasma? – él asintió.Ambos salieron del edificio rumbo al puerto, el fantasma de quien hablaba Santiago era un hombre de carne y hueso y no un espectro como pensaba ella. ese tipo se había comunicado con él apenas el caso se abrió, y ahora al lado de ella irían a conocerlo.-- ¿Quién es él? – le preguntó una vez que llegaron, Santiago la condujo por un callejón a oscuras, sino fuese él quien estaba a su lado, Paula ha

Capítulo 40. El precio de un rescate... ¿estás dispuesto a pagar?El reloj marcaba las once y media del mediodía, cuando Paula llego al edificio donde quedaban las oficinas del estudio Green. Se había tomado más de dos horas en llegar, necesitaba pensar en todo, iba realmente distraída, los pensamientos estaban anudados en torno a todo lo que había pasado en los últimos días y lo que debía resolver.Sobre todo, en el tema de Rodrigo, debía terminar de una vez con ese matrimonio que no la llevaba a ningún lado. Estaba por cruzar la pista, no se había percatado del hombre que la observaba desde que estuvo cerca del estudio, el mismo que la había ido a buscar a la vivienda matrimonial, pero gracias a que ella se mudó a su departamento de soltera y que Rodrigo la siguió no supo a donde estaba.Distraída no sintió el peligro hasta que fue demasiado tarde.Una mano salió de la nada y la sujeto del brazo, fuerte, brutal. La otra presionó un pañuelo húmedo sobre su rostro, consiguiendo que la