°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Ver las fotografías de Brook con Denisse me lastima de una forma que no esperaba. La manera en que él la mira… hay ternura, hay deseo, hay amor. Esto me provoca celos, una inquietud nueva, distinta, una que no reconozco, pero que duele y no puedo ignorar. Aprieto los dientes al leer el mensaje que le envió, informándole sobre el divorcio… no es casualidad, es premeditado, quiere volver.Nuestra conversación me tiene confundida, esperaba todo, menos esta confesión que llega arrasando con todo a su paso por la manera tan sincera en la que se expresa. Ahora no sé cómo actuar, mi mente es un caos; sin embargo, cuando me besa… todo desaparece. Mi cuerpo se adelanta a mi mente y simplemente cede. Sus labios son firmes, urgentes, como si en ese beso quisiera sellar decisiones, sentimientos, promesas y todo lo que falta por decir.“Estoy celoso, Malka”La confesión me sacude más de lo que quisiera. Y cuando su boca se aferra a la mía otra vez, siento el latido de mi cor

°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Salgo de la casa y me subo al coche, el calor me parece sofocante o quizás es solo la manera en que el momento con Brook sigue vibrando en mi piel. Hago varias respiraciones, intentando apagar el fuego que él deja en mí, pero su presencia es un recuerdo persistente, difícil de sacudir. Nunca me había pasado esto, no poder resistirme a alguien, a su mirada, a la forma en que me provoca sin esfuerzo. Tal vez es la manera en que chocamos con nuestro carácter, lo testarudo que puede llegar a ser algunas veces y me exaspera al punto de querer salir corriendo para alejarme, pero luego lo añoro y me olvido de cualquier cosa. Pero ahora no hay tiempo para divagar. Enciendo el coche y dejo que el sonido del motor me empuje de vuelta a la realidad. Frank me espera en el restaurante del pueblo, y tengo una misión que cumplir, por la cual estoy en este lugar. El trayecto hasta el restaurante transcurre más lento de lo habitual, pero mi mente sigue atrapada en el recuerdo

°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Una excelente manera de empezar el día: desayuno en la cama, un café delicioso, una conversación cargada de sentimientos… y la intensidad de Brook, envolviéndome en su presencia como si fuera lo único que existiera en el mundo. Después de todo, tiene razón, no tenemos por qué adelantarnos a lo que vaya a pasar. Por ahora, me enfocaré en cumplir con mi misión de la mejor manera posible y, ¿por qué no? Disfrutar de todo lo que me ofrece este hombre tan exasperante como apasionado. Aunque la opresión en mi pecho persiste. Ocultarle lo de su hermano se siente como una carga que no puedo quitarme, y temo que, en algún momento, me reproche no habérselo dicho.—¿Qué pasa por esa cabecita? —Su voz me devuelve al presente y me abraza por la espalda, dándome esa calidez que siempre tengo a su lado.Acabamos de salir de la ducha, llevo el albornoz puesto mientras él se viste. —Pienso en todo el trabajo que tengo pendiente —suspiro, evitando el tema real que ocupa mi

°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Llego al rancho y la camioneta de Denisse no está. Al menos no se reconciliaron, o eso quiero pensar. Entro a la casa, subo directamente a mi habitación, dejo mis cosas y me dejo caer sobre la cama, sintiendo el peso del día en mis músculos. Nunca me había sentido tan agotada en el trabajo, tal vez involucrarme demasiado me está pasando factura. El sonido de mi estómago me recuerda que solo comí una vez durante el día y el hambre me obliga a moverme. Me cambio, eligiendo algo cómodo, suelto mi cabello, dejándolo caer sobre mi espalda aliviando un poco la tensión.Bajo a la cocina y abro el refrigerador. —Hola —La voz de Brook me hace pegar un salto. —No te escuché llegar —digo cerrando la puerta. Lo noto serio, pero no me atrevo a preguntar por Denisse y parecer desesperada.—¿Tienes hambre? —pregunta.—Sí, tuvimos tanto trabajo que apenas comimos. —¿Te invito a cenar fuera? —propone. Dudo, la idea no me parece mala, pero... —No sé si es un buen momento, m

°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ —Buenos días —saluda Brook. Apenas logro escucharlo; no tengo ánimos para abrir los ojos. Ni siquiera recuerdo a qué hora nos quedamos dormidos. Eso de que Spencer le regale preservativos cada vez que llega tarde al trabajo, nos da libertad de repetir cuantas veces queramos y podamos, aunque este hombre parece que tiene una fuente inagotable de energía y no es que yo me resista demasiado a sus encantos.—Te traje café —siento su peso a mi lado en la cama y abro los ojos para mirarlo. Ya está vestido, su cabello aún húmedo y el aroma de su loción me provocan un largo suspiro. —Te ves increíble —es lo primero que digo y suelta una enorme carcajada.—Gracias —extiende la taza.—¿Tiene veneno? —cuestiono en modo juguetón.—La dosis justa para dejarte en casa todo el día —responde, me da un pequeño beso y me incorporo para tomar mi café. —¿No te agrada que vaya a casa de Giovan? Niega con la cabeza y se concentra en mirar el contenido de su taza. —Lo siento