Dos semanas despuésEstaba despierta en la cama, mirando el techo de nuestro dormitorio. Mason estaba cerca de mí, su aliento acariciaba mi cuello. Aaron estaba acurrucado a mi lado, resoplando de vez en cuando por sus ronquidos violentos. Ya me habría levantado, pero entre el brazo de Mason cruzado sobre mi cintura y el hecho de no querer dejarlos, no tenía ninguna oportunidad.El teléfono fijo al lado de nuestra cama sonó y tuve que luchar contra el enorme cuerpo dormido de Mason solo para poder estirarme sobre él y contestar. Gruñó en sueños y yo puse los ojos en blanco, con mis pechos en su cara mientras tomaba el auricular. Vi que era el hospital y me incorporé de golpe. Ambos chicos se despertaron y se giraron, buscando qué estaba mal. No les presté atención y contesté el teléfono.—¿Hola? —dije.—Hola, Luna. Habla el doctor. Llamaba con respecto a Iris. Ahora está estable y debería despertar en breve. Quería informarte para que estés aquí. Me gustaría hablar con ambos cuando ll

Una semana despuésIris había pasado por su cirugía como una campeona. Hicieron un excelente trabajo y, con el brazo ya removido, sus habilidades de sanación volvieron a estar a su máxima capacidad. Sanó en solo una semana. Estaba tan feliz de tener a todos de vuelta, pero entonces Mason comenzó a actuar extraño. Estaba inquieto la mayoría del tiempo. No lograba identificar exactamente qué pasaba. Me pregunté si se debía a que iba a ser coronada como Luna en dos semanas, pero descarté la idea. Él estaba emocionado, no nervioso por eso. Incluso cuando hacíamos el amor, parecía que parte de su mente estaba en otro lugar, y yo había estado evitando repetirlo hasta que entendiera qué estaba pasando.Serví el desayuno a los niños y besé sus cabecitas. Pronto comenzarían la escuela y estaban encantados. Cada uno comenzaría un par de grados más abajo, lo cual los avergonzaba un poco. Les dije que no tenían de qué preocuparse. Todos los quieren y harán amigos de su misma edad también.Mason n