ELÍASMis ojos se detuvieron en su ropa y mis cejas se elevaron con sorpresa. Llevaba un vestido morado de mangas largas, era el vestido de Serena. ¿Por qué no lo había notado antes?—¿Por qué estás usando el vestido de Serena? —Pregunté, con la frustración evidente en mi voz—. Te dije que quería que Serena los conservara. —Añadí, con un tono más firme de lo que pretendía, provocando que se estremeciera. Esos vestidos fueron mis regalos para Serena cuando era mi esposa, y quería que los conservara.Mi preferencia en mujeres siempre había sido por aquellas que usaban colores claros y pasteles, me parecían femeninas. Pero solo el cuerpo de Serena podía lucir espectacular con colores oscuros o apagados, y me atraía la forma en que los llevaba, por eso le compré ese vestido morado oscuro que, a primera vista, parecía básico, pero cuando se ajustaba a sus curvas, parecía una diosa.Natalia hizo un puchero nuevamente y dijo. —Ella no se los llevó, así que pensé, ¿por qué desperdiciarlos? Po
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