Capítulo 91.Valentina regresa a la habitación, notando a Ricardo dormido profundamente, ella lo observa en silencio unos segundos, ve la inyección en el piso y el medidor, ella se aproxima recogiendo todo y lo mete en su bolso, sentándose aún lado de Ricardo, lo observa con nostalgia, aproximándose a sus morados en el muslo de sus piernas y lo besa dejando caer una lágrima sobre la zona. ¿Desde cuándo? Todo este tiempo ha sido una agonía para él, no quiere imaginar todo lo que ha pasado, lo que a tenido que lidear con esa enfermedad que ahora es más constante, más intensa, recordar sus palabras al teléfono son inquietantes, empieza a pensar que ella es la culpable de que él colapse, no sabía que le afectaba tanto verla cerca de Emiliano, saber que ella es parte de sus colapsos, la angustia, su corazón duele sin poder evitarlo. Valentina se levanta de la cama, con sentimientos encontrados, ella se empieza a desvestir, primero su vestido y luego su sostén, quedando en cachetero, se

Capítulo 93. Necesidad. La celebración de la boda a comenzado, hay música, comida, un enorme pastel, la comadre se a encargado de que todo sea especial, parece no poder pagar con esto, todo lo que Alondra a hecho por ella, es como la hermano que no tuvo, su otra mitad, la uña y la mugre, son tantas descripciones que es complejo poder pagar con gratitud, todo lo que ella a hecho, verla feliz en su día, ver su sonrisa radiante, saber que podrá cumplir uno de sus sueños, ser la esposa de Agustín y que él la ame como ella tanto lo desea es un enorme regalos, ahora por fin, estarán en su propia casa, con tres habitaciones listas para esperar a los herederos, Agustín se esfuerza por darle lo mejor, incluso la equiparon con los regalos de bodas, algunos nuevos, otros usados, pero todo se ve hermoso, humilde pero hermoso. Iniciarán su vida juntos y se avecina un futuro juntos, ahora que Valentina le a ofrecido a Alondra un trabajo en la hacienda, juntas llevarán la administración de los

Capítulo 95. Planes de cumpleaños. Valentina le cuenta todo a Alondra, cómo han sido las cosas, el trato, todo, sin reserva, sin tapujos; es su vida, su realidad y se siente liberador contar todo. —Ella está ahí y lo sé, Alondra, estoy consciente, pero ¿cómo hago para no sentir? Aunque sé que esto es un contrato, que esto es solo un acuerdo y que se irá al final con ella, no pude evitar enamorarme, lo amo con todas mis fuerzas… —Llora.—Yo quiero que se quede, que esto sea real, quiero ser la madre de sus hijos, pero estas cosas, esa mujer, desde las cinco de la madrugada está llamando, mensaje tras mensaje. Él la ama o la quiere, no lo sé, pero sé que ella es lo opuesto a mí, y tiene harta lana. Si la vieras, Alondra, toda una mujer distinguida de la sociedad, y su familia, su madre, hermana, incluso su padre adora a esa mujer. Yo no soy más que ese acuerdo con un fin, nada más. —A no, perate ahí, yo no te permito que hables así de ti misma, si bien las cosas están muy mal he

Capítulo 97. Regalo de cumpleaños. Ambos toman de su copa hasta terminarla; han dejado una entretenida fiesta atrás, convirtiendo este momento en suyo. Ella toma la copa de la mano de Ricardo y la lleva a la mesita; él la sigue con pasos cortos, encontrándola a mitad del camino. Ella se aproxima deslizando sus manos por su pecho. Ricardo imagina cómo va el juego; ella lo besa y él le corresponde, abrazando a su mujer. Ella lo tiene hechizado; ninguna mujer lo ha tenido tan hechizado. Su piel, su cabello huelen a crema y parece que se ha duchado antes de que él llegara; el olor al jabón líquido de coco lo atrae. Ella juega con él, desliza sus labios en un roce suave mientras se aferra a él. —No te vayas… —pide mirándolo a los ojos—. Cancela esa fiesta y quédate conmigo —pide alejándose ligeramente; es poca la distancia. Él la mira mientras ella se suelta la bata de seda y la deja caer al suelo, exponiendo su cuerpo despampanante en una lencería de encaje que lo deja loco, sin palabr

Capítulo 99. Plan macabro. Dos semanas después. Valentina disfruta cabalgando sobre su hombre; esto ha sido un desayuno, almuerzo y cena desde esa noche del cumpleaños, lo que los ha mantenido más activos. Sin embargo, desde ayer para acá, ella ha estado sintiendo una ligera presión en sus ovarios, la presencia de un líquido blanquecino, lechoso, extraño e inusual, y también el insaciable deseo sexual, que no la deja. —¡Aah! —jadea, pero esta vez se detiene, sujetando su abdomen ligeramente. —¿Qué pasa? —pregunta Ricardo agitado, apartando su cabello del rostro al notar la expresión que ella emite. —No lo sé, siento un ligero calambre en el abdomen. —¿Quieres parar? Dime, ¿te duele mucho? Ella niega, notando su preocupación, lo que le parece tierno, lo que se anima a besarlo, mientras intenta retomar donde lo dejaron. —Estoy bien, fue algo ligero. —Quizás se deba a que te tengo haciendo ejercicio; déjame a mí. —No, Ricardo… —La pone de manera ágil debaj