*Narrador Omnisciente*─ Caleb, observa a Luna, alimentando a uno de los niños. Ella, se nota muy cansada y el día de ayer y la noche, no la ha pasado muy bien. Hace dos días sufrió otra hemorragia nasal, sin embargo, se resiste a guardar el debido reposo. Dabo, está a su lado acompañándola mientras los médicos, hacen el recorrido recibiendo la guardia. ─ Hoy podemos quedarnos en la casa de mamá ─ le pide Luna a Caleb, cuando entregan su guardia. Él, asiente pensando en que ella, siempre le pide lo mismo, cuando se siente mal.─ Toma una semana para descansar ─ le pide Caleb, con preocupación. ─ Ya tendré mucho tiempo para descansar ─ susurra Luna.Caleb y Dabo, se observan. Los dos entendieron que Luna, no se refería al descanso habitual. Caleb, rodea su cintura y la lleva a su cuerpo y Luna, solo descansa su cabeza en su hombro. Ella, se ha sentido mareada y fatigada. Los tres salen del hospital, dirigiéndose a la casa de la progenitora de Luna. Al llegar la madre, observa a su

*Narrador Omnisciente*─ "Sé, que no compredistes en su momento mi decisión, pero, solo te puedo decir, que he tenido fuertes razones. Sabes bien, que vengo luchando desde mis cuatro años y mi cuerpo, ya no resiste. Genéticamente estoy marcada y al igual que mi padre, mi Leucemia Linfocítica Crónica, desarrolló un problema muy grave del sistema inmunitario, deteriorando totalmente mi cuerpo. ─ Tú, mejor que nadie, conoces esta patología y sabes lo desgastante que suele ser. Pero, lo más grave, es que ahora, tengo comprometido los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, los riñones y últimamente, presenté una falla cardíaca y todo se va complicando, con el alto grado de anemia. ─ Cómo médico, conoces los riesgos de cada una de estas patologías y comprenderás que ya no tenía oportunidad, fueron dos años más, que me regaló la vida, desde que obtuve el último diagnóstico, que me llevó a comprender esta gran realidad. ─ De esos dos últimos años, uno lo viví contigo como pareja, como am

Caleb, entrecierra los ojos y le quita la bebé de los brazos de Safrina. La bebita lo mira con angustia y él, le hace pucheros.─ Yo tengo muchos años sin criar bebés, ya hasta había pensado que se me había olvidado sacar gases, pero de lo que si estoy completamente segura, es que no se debe sobrealimentar ─ murmura Safrina. Caleb, frunce el entrecejo llevando a Lunita, a la cama. Revisa su abdomen e interroga por el suministro del tratamiento anticólicos y comienza a mover las piernitas de la beba, para, luego darle golpecitos en su pancita y repetir los movimientos de sus piernitas, haciendo varias veces repetitivo el procedimiento; a los cinco minutos el llanto de la pequeña se detiene, pero un sonido los hace reír a todos, hasta al padre angustiado, que se ha asomado. ─ ¡Rayos! ¿Seguro que le has dado solo leche? ─ Le pregunta Anselmo, a su hermano mayor, tapándose la naríz. ─ Eso es una indigestión ─ murmura Safrina, observando a Jaime, reprobatoriamente y comenzando a cambiar

Caleb, toma en brazos a Luna, cuando ella le extiende sus bracitos. Él, aunque nunca se lo ha dicho a nadie, siente a los hijos de Samy, como si fuesen propios. El lazo familiar se extiende y Caleb, solo le está agradecido a Dios, a la vida y a su familia. Caleb, levanta una copa, toma un cubierto y se acerca a Samantha, quien le está entregando al pequeño Ethan, a Safrina. Jaime, se acerca y le extiende los brazos a su beba y enseguida ella, corresponde riendo. Su padre, sonríe sintiéndose más tranquilo. La pequeña Luna, el pequeño Ethan y hoy, descubrió que también Andrea, son un calmante para él. ─ Familia ─ musita Caleb, golpeando con un cubierto la copa similar a las copas de consagración. Todos los observan con el ruido que ha hecho el metal. Samantha, se ríe ya que él, siempre busca la forma de llamar la atención cuando desea algo. ─ Caleb, se aclara la garganta un poco nervioso. ─ Mamá Ivanna, papá Maximiliano. ─ Susurra Caleb y los nombrados lo observan, mientras todos g

─ Los ojos de Sebastián, brillan al elevar la mirada y observar a la hermosa mujer vestida de novia con un elegante vestido de diseño, quien viene caminando lentamente el pasillo de la iglesia, con su brazo enlazado, con el brazo de su padre, el señor Castillo; quien a medio camino se la entrega a Franchesco Lumbardi, su tío; para que él, tenga el honor de entregar a la novia. Franchesco, junto a su sobrina, caminan con la seguridad que siempre lo ha destacado. Aleska, sonríe llena de felicidad. Siempre soñó con este momento y hubo un tiempo, en que se resignó que era un imposible. Aleska, ahora ve la vida desde otro punto de vista, piensa que hay que vivirla, disfrutarla con los seres que se aman, hacer el bien y ayudar al necesitado. Ese es el propósito de vida, que tiene la española. Ella, ama cada detalle, por muy simple que sea, hasta a cada color que alcanzan sus ojos, ella le agradece infinitamente a Dios, por poder percibirlo. Sebastián, la recibe nervioso y sonriente. Su ro