Dania. Me cuesta todo mi autocontrol no gritar por ayuda, no ponerme a llorar detrás de mi padre para pedirle que me salve del monstruo Dominic, pero no puedo, sé que mi padre lucharía por mí, pero sé que la amenaza de Dominic no fue vacía, papá podrá tener una buena estabilidad económica, pero no creo que le pueda hacer frente a Dominic, por lo que me dijo, mientras más dinero más poder y él nos gana por mucho. Tengo que esconder la bilis mientras estamos todos reunidos en la mesa como cada domingo, cenando como si nada pasara, cuando en el fondo solo quisiera tomar el tenedor en mis manos y clavármelo en el cuello, suicidio, es un pecado mortal, algo que jamás llegué a imaginar que cruzara por mi cabeza, jamás llegué a pensar que la muerte se podría considerar una salida, pero en estos momentos me parece tan atractiva la idea, aunque nada me garantiza que incluso yo muerta Dominic no vaya a actuar contra mis padres. — Te noto muy distraída, cariño ¿Todo bien? La voz de mi padre

Dania. Los cantos resuenan en el templo, yo tan solo muevo la boca, no me sale la voz, en este momento me siento algo resentida en contra del señor, por permitir que el hombre a mi lado me esté haciendo tanto daño, dicen que lo malo que pasa en nuestras vidas es solo el fruto de las malas decisiones que nos hicieron tomar caminos equivocados para finalmente terminar en donde estamos, pero yo no recuerdo haber hecho nada malo para que a mis 7 años un sujeto tratara de abusar de mí, para terminar abandonada por mis padres en un convento y sobre todo ahora, me pregunto en qué fue en lo que me equivoqué para terminar a la merced de Dominic. La misa termina y todos se levantan de sus lugares, me paro lentamente y me cuelgo del brazo que Dominic me tiende, ha pasado una semana, una semana que se me ha hecho eterna en la cual no he vuelto a ver ni saber nada de Alessandro, no estoy loca, sé que él dijo que volvería, o quizás se convenció de que no vale la pena perder el tiempo con alguien

Dania Otra semana... otro domingo en la iglesia fingiendo que Dominic y yo somos una pareja perfecta, un par de enamorados. Me decepciona decir que estoy acostumbrándome a esta farsa y aceptando mi destino, mi espíritu nunca fue muy fuerte e inquebrantable que digamos y ni hablar de mi santidad que últimamente ha estado en silencio, todo en mí está en silencio en el interior, no hay voz de lucha, no hay voz de deseo, no hay voz de reprimendas, ni siquiera de lamentos.Lo único que hago es salir de mi habitación para comer y regresar para dormir, ya no trabajo, Dominic se encargó de despedirme de la escuela de música diciendo que "su mujer no tenía necesidad de trabajar" lo único con lo que podía llenar el vacío en mí y distraer mi mente se acabó, por eso prefiero pasármela dormida para no pensar, lo único bueno de todo eso es que Dominic casi no está en el apartamento, se la pasa trabajando, si no lo voy a tener que ver mucho como estos días eso me hace sentir mejor. Salimos de la

Dania Dominic maneja de regreso al departamento, la cena de esta noche fue solamente sobre discutir preparativos para boda, hasta eso Dominic no salió con la estupidez de casarnos al día siguiente, dijo que los preparativos tomarían varios meses, quiere el mejor lugar, el mejor vestido para mí... posiblemente si hubiera tomado en cuenta a Dominic desde un principio todo esto me pareciera encantador y pensaría lo que todos de él, que es un "Hombre de ensueño" Pero me mostró sus verdaderos colores no hace mucho, yo sé quien es la verdadera persona que se esconde tras esa fachada de oveja, el lobo malvado que es en realidad. — Tu ex nos miró... ¿Te diste cuenta? Dominic rompe el silencio, el pecho me duele solo de recordar, "Claro que lo miré" pero el tono burlesco de él me deja algo en claro. — ¿Lo hiciste por eso? Adelantar la propuesta... dijiste que sería en casa de mis padres. - suelta una risita, le hace gracia la situación. — Por supuesto, no iba a desperdiciar la oportunida

Dania. — ¡Pero qué hermoso vestido! ¡No! ¡Voy a llorar!Mi madre se lleva un pañuelo a la nariz en lo que llora al verme vestida de blanco, es una completa estupidez, aún falta bastante para la boda y no me parece que sea lo mejor empezar con los preparativos por el vestido. — Sigo pensando que sería mejor empezar con el lugar... la decoración, que sé yo.- me quejo en lo que tomo la cola del vestido y me bajo del exhibidor, mi madre solo me mira mal. — Dania, es una boda, tu boda, lo más importante es la novia, su vestido... imagina dejarlo al último y no sé, que el que te gusto ya no este disponible...Pongo los ojos en blanco, planear esta boda es una completa tortura para mí, no me causa emoción, porque claramente no estoy feliz y no es algo que quiera hacer, pero mi madre está tan entusiasmada. Ya pasó más de un mes desde que miré a Alessandro aquella vez en la iglesia, sus palabras me persiguen, me causan felicidad y lastiman en partes iguales, sé que cualquiera diría que él