Capítulo 121 Es una bromaUna semana después…Eleonor casi no había dormido en una semana, preocupada por el gran evento de la Textilera.Los nervios la carcomían por dentro, una mezcla de ansiedad y la presión de que todo saliera perfecto. Este no era un evento social más; era el evento de marketing más importante para atraer nuevos clientes y proveedores, vital para el futuro de la empresa. Pero no solo eso, también era una oportunidad crucial para fortalecer los lazos con el personal, un equipo leal que se había mantenido firme a pesar de las dificultades.Las redes sociales ya habían hecho su parte a instancia de Alfonso Medina, quien lo consideraba un medio ideal para promocionar. Ahora el éxito recaía en este evento. No había margen para errores.Eleonor rechazó la propuesta de Luca de llegar juntos. No quería más miradas ni más rumores, solo deseaba concentrarse en que todo fuera un éxito.Al entrar a su coche, cerró los ojos por un instante, respiró hondo y recitó sus frases

Capítulo 123 ¿Qué hace aquí?Eleonor se alejó de su madre, buscando con la mirada a Nery Montiel entre la multitud. La encontró cerca de la mesa de aperitivos, charlando animadamente con un par de clientes potenciales.Nery vestía un elegante traje pantalón y llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, con un aspecto profesional y seguro. Parecía completamente ajena a la existencia de Patricia Rossi.Con un nudo en el estómago, Eleonor se acercó, tratando de mantener la compostura. Al verla, Nery ella sonrió con descaro, a Eleonor le pareció desafiante.—Eleonor, ¡qué bien te ves! El evento está saliendo de maravilla, tu madre hizo un trabajo espectacular.—Señorita Montiel, necesito hablar con usted en privado.La sonrisa de Nery se desvaneció. Se despidió rápidamente de los clientes y siguió a Eleonor hacia un rincón más apartado del salón. El murmullo de la música y las conversaciones de fondo se convirtió en el único testigo de su tensa conversación.—¿Pasa algo? Yo solo e

Capítulo 125 Bajo la mirada de todosCarla se giró bruscamente, el color desvaneciéndose de su rostro tan rápido que apenas se notó el esfuerzo por disimularlo. Su rostro recuperó la compostura en cuestión de segundos, pero sus ojos, fríos y calculadores, recorrieron a Eleonor con desprecio. Luego, su mirada se posó en Luca, un destello de burla en su voz.— ¿Luca? —dijo, con el tono venenoso de quien ya sabe lo que está a punto de hacer—. ¿Por qué no me extraña que estés aquí? Me pregunto que te ha dado esta mujer, ¿qué te hace seguirla? —Giró hacia Eleonor con una sonrisa cruel, sus palabras afiladas como cuchillos—. Ah, claro, te sientes tan segura porque esos dos caballeros de brillante armadura están detrás de ti, defendiéndote una y otra vez. —Con un gesto despectivo, señaló a Alfonso—. Mira a tu caballero andante, siempre tan listo para salir en tu defensa, como si te importara él realmente. Ninguno de los dos se ha dado cuenta de que lo que buscas es el dinero de Luca y ese si

Capítulo 127 Un hombre atractivoLas manos de Carla manos temblaban. Solo podría esperar que la rabia de Luca se apaciguara y se olvidara de ella. No podía evitarlo, cada vez que pensaba en Eleonor y Luca, burlándose de ella después de tirarla a la basura, la rabia le carcomía.Se giró hacia el hombre que se detuvo a su lado.— ¡Cállate! ¿Eso es lo único que tienes que decirme? ¿Viste cómo me trataron? ¿No pudiste defenderme mejor?Él la miró con una mezcla de frustración y hastío. Si bien es cierto que Carla era hermosa, tan bien era cierto que solo servía para el sexo, del resto era aburrida, por otro lado, mientras estuvo casada con Luca era una fuente de dinero muy útil. Sin embargo, ahora mismo no era más que una mujer quejumbrosa, que no miraba el panorama de una manera más amplia.—Carla, creo que deberías calmarte por un tiempo —le aconsejó con un gesto de desdén.Luego subió al coche, el que siempre la trataba con caballerosidad, solo abrió la puerta del acompañante desde ad

Capítulo 129 Esa… primera cita— ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien?Eleonor se sobresaltó, pero al ver a Alfonso, la tensión en sus hombros disminuyo.Alfonso Medina se detuvo frente a Eleonor, con el rostro reflejando genuina preocupación. En sus manos sostenía dos copas, y le ofreció una. Eleonor la tomó, pero recordó a su bebé y solo la sostuvo sin beber, para no rechazar el ofrecimiento de Alfonso.—Sí, ya me encuentro bien —respondió, dándole una sonrisa agradecida—. Y una vez más, te pido disculpas por lo que tuviste que presenciar. Me da mucha vergüenza contigo. Te aseguro que nada de lo que Carla dice es real. Es complicado de explicar, pero… así no sucedieron las cosas… Alfonso sonrió con calma.—No te preocupes. Recuerda que soy experto en el manejo de crisis —dijo, y ambos compartieron una risa ligera.—Gracias por tu ayuda.La mirada de Alfonso se detuvo en Eleonor. La admiraba tanto. Ella no era solo una mujer brillante que aprendía rápido, sino alguien con una fuerza y u