-No. Yo estreché los ojos. -¿Acaso no se preocupa por nuestra manada? -No. Lo miré con incredulidad. -No son invencibles, ¿Sabe? -Lo sé, pero confío en todo el jodido entrenamiento que les he dado durante años. No regresaremos ahí, iremos directo a nuestro territorio. Y eso es un órden. Tuve que apretar los dientes. Durante la última hora habíamos estado discutiendo el mejor camino a seguir para regresar a casa. Había despertado feliz, algo adolorida, pero feliz. Todo había sido luz, colores bonitos, arcoiris... hasta que nos sentamos a comer lo que Cleo había cazado para el desayuno. Ni siquiera me inmuté cuando Cleo prefirió el hombro del Alfa para desayunar tranquilamente. Me alegraba que se llevaran tan bien. El Alfa parecía tranquilo mientras comía y me daba sonrisas tiernas. Todo era perfecto... hasta que mencioné el tema de regresar a la guarida de los malos. -Regresemos, quizá encontremos algo interesante... o, en el peor de los casos, llevaríamos algú
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