El joven Nebraska conocía perfectamente la zona, así que pasó desapercibido entre sus vecinos. —¡Rápido entren! Les dijo al abrir la puerta de su hogar. Antes de entrar, Victoria miró a Nicole. Fue hasta entonces que la joven se mostraba algo indecisa, pues en el camino estuvo pensando. ¿Cómo es que un humilde joven se opone a los mandatos del rey?—Vicky entra. Nicole no dudó y le pidió a su hija que la siguiera. Ya no hay vuelta atrás, ya salieron del bosque. No sabe lo que le reparé el destino, pero está a pocas horas de saberlo.—Mi padre no se encuentra en casa, probablemente no vuelva, así que por ahora se puede dar un baño, en la cocina hay algo de comida. El rostro del joven reflejó algo de seriedad; en realidad estaba dispuesto a ayudarlas. —¡Volveré pronto, si pueden intenten dormir algo! Mi habitación es la del medio. El joven les señaló la puerta de su habitación. Luego salió de la Humilde vivienda.En Nueva York, Rayo entró furioso a la bodega, y al sentarse desvió la mir

Tras varios minutos, Victoria salió haciendo un puchero, y exclamó. Parezco un chico de esos de prisión, ni mis hermanos se visten así.—¡Tenemos que hacerlo! Dijo Nicole detrás de ella, ahora ambas pasan desapercibidas. Y lo tienen que hacer, resulta que Stanley fue al bosque en busca de Nicole y no encontró a nadie en la cabaña, pero Lord Enrique le dijo que las habían visto camino al pueblo. Ahora cada casa es saqueada por los guardias reales, pero antes de que llegaran a la de Antoni, el joven logró sacarlas. —Eso estuvo cerca; si me descubren, me ejecutarán. Pensó Antoni al mirar hacia atrás.En la orilla del muelle, los marineros iban subiendo conforme van llegando. Zarpamos en media hora, no esperaremos a nadie, Carlos lleva prisa. —¡Carlos es el padre de Antoni, el líder y dueño de la embarcación mercader!—¡Es hora! Los tres estaban ocultos y antes de salir de su escondite el muelle fue tomado por los guardias reales.Examinen cada rincón, unas prisioneras han escapado; el re

—¡Entonces hoy estarás con la abuela, eso es bueno, ella te extraña mucho, dice que en los últimos días casi no te ha visto! Añadió Diego al ponerse de pie. Aron y Douglas lo siguieron y en la mesa solamente quedaron Alberto y Thiago. ¡Qué extraño, Catalina y Emily hoy no desayunaron con los gemelos! Rayo lo notó muy sospechoso. A un lado, el niño sonrió, y se notó un toque de burla en su risita. —¡Hoy, tía Roce, se encargó de preparar el desayuno! ¿Sabes por qué? El niño tomó un sorbo de leche y se lamió los labios. Tenía toda la atención de Rayo y lo sabía. —¡Porque todas las mujeres de esta casa se alzaron en huelga, incluida la abuela! Anoche los hombres se reunieron y hablaron respecto a un tal Sean. Todas quisieran chismear, querían saber y, como no obtuvieron nada, se enojaron. Rayo miraba sorprendido al niño y preguntó. Tú, ¿cómo sabes de qué hablaron, acaso escuchaste detrás de la puerta? —¡Tengo mis fuentes que son muy confiables! Digamos que uno se llama Douglas. —¡Es