CAPÍTULO 37 En la oficina, Aurora y Jonathan compartían la tarde juntos, se besaban, se abrazaban y se decían lo mucho que se amaban. En fin, eran una pareja de enamorados, de pronto alguien llamo a la puerta. ―Adelante. La secretaria asomó la cabeza avergonzada. ―Señor, perdón por interrumpir,
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