Él se dio cuenta de que no quería hablar sobre eso, así que no insistió. En cambio, extendió su mano y se presentó. —Alan Evermont — dijo al tiempo que le ofrecía la mano — Y no debes inquietarte, no soy un asesino en serie, psicópata, o un secuestrador — sonrió — más bien, creo que me enamoré de t
Leer más