En cuanto salimos del juzgado, respiro hondo ese delicioso aroma de la libertad. Esta felicidad no hay quien la pueda arrancar de mi pecho. Al fin tendré la oportunidad de ver a mi hijo y darle un fuerte abrazo luego de más de dos meses de no tenerlo entre mis brazos.—Gracias por todo lo que hizo por mí, Licenciado Calderón — le agradezco de todo corazón.—Los buenos hombres no deben ser juzgados de manera tan injusta, porque son de los pocos que hacen el bien en este mundo tan sucio — sus palabras me hacen sonreír.—Y tú eres un magnífico hombre, Dorian.—Si sigues diciendo esas palabras me las voy a creer, cuñada.Todos reímos y, al ver a Sara acercarse a nosotros, guardamos silencio.—¿Cuánto le pagaste al juez por ese video? — escupe y un fuego recorre todo mi ser.—A diferencia de ustedes, par de ratas, es que nosotros sí somos leales y verdaderos — Evelyn sale a revirar y la miro sorprendido.—Contigo no estoy hablando, maldita mocosa.—Bueno, no la vi especificar a quien se di
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