Kendrick sale al poco tiempo, mientras yo bajo a Taddeo de mis brazos, antes de que su padre lo regañe por ello. Él me sonríe mientras se acerca a nosotros y yo intento no darle importancia a esa mujer que ya ha empezado a ser molesta.— Estoy listo, ¿A dónde vamos?— Es una sorpresa. — dice Taddeo de inmediato y su padre, desordena un poco su cabello.— Está bien, no haré entonces más preguntas y esperaré ver todo lo que tienen para mí. — dice Kendrick dándome después un casto beso en los labios y sonriéndome.Los tres entramos al ascensor, Kendrick toma la mano de su hijo y mía, al quedar en medio de los dos. — Me alegra no tener que ocultar nuestra relación.— Eso estoy viendo. Parece que ya se te ha quitado el malhumor y has dejado de ser distante conmigo. — digo y él me sonríe c

‘¿Qué es lo que acaba de decirme?’ me pregunto mentalmente al ver la seriedad de sus expresiones.No hay manera de que haya escuchado mal, realmente me dijo que no va a pedirme que sea su esposa. Esto no es broma y lo peor, es que su frase repitiéndose en mi mente, solo me dice que tarde demasiado tiempo decidiéndome.‘¿Se aburrió de esperar? No es posible, él estaba feliz porque hacíamos publica nuestra relación y eso sucedió hace poco.’ Me digo mentalmente, mientras no sé qué decir o hacer.— Oh, entiendo. — susurro disfrazando mi tristeza y aturdimiento con comprensión. — Antes de que pienses que no te quiero…— Es imposible que piense así. una palabra no puede borrar todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has dado y hecho sentir, no son superficiales, como para ponerse en duda por unas

Kendrick, intenta caminar hacia las dos personas que se marchan en una conversación que la señora Cappelletti disfruta y es por eso, que tomo la mano de Kendrick con fuerzas, para llamarle la atención.— Cariño, ¿acaso no pensaste que sería capaz de acusarte con tu madre?— Si fuera otro niño, lo dudaría, pero, es Taddeo, debí prepararme para ello. — dice Kendrick y yo sonrío.— Es verdad, pero, deja que tu madre disfrute un poco. Recuerda que la ha llamado abuelita. — digo sonriente.— Oh, con solo llamarla así es capaz de darle todo lo que desee. Mi madre siempre lo ha querido consentir para llenar el vacío que llena una madre. Así que, ahora va a aprovecharse de todo.— Exacto, pero, ¿sabes que es lo bueno?— Realmente quisiera pensar en algo bueno de todo esto, pero, no lo encuentro, lo siento.Sonr&i

Como quedamos en volver, no tardamos en ducharnos y aunque Kendrick quiere besarme en los labios, lo evito para que la alergia no termine arruinando las cosas. Pero, él lo nota. Así que, cuando estoy colocándome la toalla, Kendrick me hace girar y tomando mi mentón, se acerca a mis labios con posesividad. Las ganas de estornudar me invaden y yo me aparto para hacerlo.— Lo siento.— Interrumpe para estornudar todo lo que quieras, pero, no me evites.— Kendrick…— No me importa si tienes que estornudar mucho, solo… no me evites. — pide Kendrick y yo asiento.— No quiero evitarte, es solo que no quiero enfermarte.— Bueno, si enfermarme me deja en la cama contigo, estaré bien. sobre todo, porque Taddeo estará con mis padres. — dice Kendrick con evidente emoción.Niego ante su propuesta y yo me apresuro a cambiarme de ropa, antes de que la alergia termine en resfrío. Kendrick se marcha y cuando regresa, ha venido con un poco de comida y personas que traían

En silencio nos quedamos deseando lo mejor para quien no esta y encendemos las pequeñas luces con las que hacemos figuras en el aire, hasta que finalmente, la vela se consume con una hermosa llama que bailando se apaga.Todos miraban la llama y cuando desaparece, suspiran profundo. Los mayores de la familia, se abrazan y lloran para después, calmarse completamente. Yo me encargo de abrazar a Taddeo, que aunque no sabe quizás lo que sucede, se queda en silencio respetando el tiempo de su padre con sus abuelos.— Gracias por esto, Shantelle. Lo necesitaba. — dice la mujer con mirada triste.— Lo necesitábamos. — dice el hombre que abraza a su esposa e hijo.— Es bueno sentir el dolor, solo así se puede seguir adelante. — susurro.— Habíamos dejado de celebrar el cumpleaños de nuestro hijo porque era demasiado para mí. Pero, orar por él me hizo sentir que au