Cuando por fin me encontré en casa, inmediatamente de cerrar la puerta, me resbalé sobre la misma y caí de cuclillas. Entonces apreté con fuerza las piernas contra mi pecho, en un intento de hacerme bolita y encontrar un poco de calma para mi alocado corazón que aún latía acelerado por el encuentro pasional con Thomas.Me sentía tan avergonzada por permitir que él me besara de esa manera, que mi piel ardía con las marcas que él había dejado. Mientras hacía un esfuerzo por no sonrojarme recordando ese candente momento, mi nariz detectó el delicado aroma maderado del perfume de Thomas. En ese momento me di cuenta de que aún tenía puesto el elegante saco de ese desgraciado, pero aunque deseaba quitármelo, no lo hice, sino que me abracé con él para sentir su calidez. Increí