Hace dos años y dos meses. Snape. Más de un año sin saber de ella. Cada m*****a hora es un martirio. Quedarme solo conmigo mismo, con mis pensamientos, mis miedos y mis fracasos, es algo tremendamente horrible. Algo que no le deseo a nadie. Sólo aquellos que no tenemos más alternativa que vivir con el dolor nos entendemos. Eso no significa que sea lo correcto, pero muchas veces no queda de otra más que aceptarlo. Abrazarlo, invitarlo a formar parte de ti, y que se quede en tu ser para siempre. El dolor… Este dolor que siento ahora no es más que un recordatorio, o, mejor dicho, una advertencia. Porque sé lo que se viene… Se viene la guerra más grande. Todos conocerán a Snape, ese francotirador que el único pecado que cometió fue enamorarse y querer hacer lo mejor para todos, no solo para mí. Me interesaba que todos salieran beneficiados de un modo u otro para que la misión se acabara, que terminara en buenos términos. Pero las cosas suceden por algo. Y ya me cansé de jugar a

Hace dos años y dos mesesSnape—No vuelvan a llamarme. ¡No pueden hacerlo! ¡Si siguen insistiendo, van a creer que son mis cómplices! —Digo enojado. Paso mis manos con frustración por mi rostro. Me quedan treinta segundos de llamada para no ser rastreado. Debo colgar ya.—No lo entiendes, Demian. Ya nos creen tus cómplices. Ya piensan que te ayudamos, que sabemos dónde estás y si no les decimos algo, nos van a meter presos. ¡Entrégate, Demian! Yo puedo buscarte al mejor abogado, sabes que tengo mucha influencia en todos lados por mis años de carrera. Te ayudaré, saldrás libre.No tengo salida. No hay más opción que esa.—Me entregaré.Es todo lo que respondo, antes de colgar la llamada y suspirar con fuerza. Cierro mis ojos y llevo mi rostro hacia mis manos. Estoy cansado, agotado.Aun así, por más cansado que esté, no puedo darme por vencido.Debo crear un plan. Uno donde yo me entregue y piense en una coartada creíble. Uno donde les quede claro que ella estaba conmigo y que fue sec

Hace dos años exactosAva JonesEs de oro, pero sigue siendo una jaula.Mirando por la ventana, como todos los días, desde que me encerraron aquí, no dejo de pensar en él. En todo lo que hice. Todo lo que sentí y siento. Todo en lo que mentí, y aquella mentira, terminó convirtiéndose en verdad.Mi mirada se desvía del paisaje frente a mí hacia la cuna que se encuentra en el centro del departamento.Suspiro.Regreso la vista hacia el inmenso paisaje frente a mí. Es hermoso. Canberra es inmenso, brillante y colorido. Es algo lindo, algo que, cualquiera que pudiera presenciarlo, sería feliz, pleno, pero yo, yo no puedo. No puedo ver más que a él estando solo en medio de la oscuridad de aquella cabaña donde se quedó, pensando que fue raptada o que me han hecho daño. Ha pasado año y medio. Creo que, para estas alturas, o piensa que estoy muerta, o a lo mejor sabe, o intuye la verdad.Una verdad que ya no es verdad puesto que terminé enamorándome de él. Cosa que no debía suceder.Yo nunca t

Hace exactamente dos añosSnapeNo sé cómo he logrado escaparme. Las últimas tres veces han estado a nada de atraparme.He llegado a pensar que he pasado de ser ese joven estratega y que piensa con la mente fría, planeando escapes impecables e implacables, y ahora mis huidas han sido solo suerte.Cada vez estoy más cansado, más vulnerable y destruido.No he vuelto a saber de ella.Ha sido muchísimo tiempo, siento que estoy enloqueciendo.Me lamento casi a diario por haberle fallado. Por no cumplir mi promesa. Por no haber podido salvar no solo a su hijo, sino también a ella. A ninguno de los dos.Hice promesas vacías y es por eso que la vida me está regresando el golpe multiplicado.Creo que jamás nada me había dolido tanto.Estoy aturdido. Estoy desesperado. Estoy… a nada de lanzar mis computadoras volando por el aire.Todo lo que quiero es levantarme, tomar mis armas e ir a caerme a tiros tanto con los oficiales como con la mafia australiana, con La Asociación, pero sé que, en ambos

Hace un año y seis mesesSnape—Siempre es un placer encargarme de las migajas que me entrega la chica Jones. Nunca falla en un trabajo y ellos, todos, quedan destrozados. Caen en sus garras, como los patéticos que son.—Silencio, Herred. Eres tan tonto que de seguro tú solito te entregarías a Ava sin siquiera enfrentarla. Este, por lo menos, lo hizo —tenía un control en su mano con el que, cada vez que apretaba el botón rojo, me pasaba corriente.Me tenía atado de manos, encadenado por completo, y, de tan solo tener las cadenas en mi cuerpo, de seguro ya me habría liberado de ellas, o, hubiese golpeado a todos aun con ellas puestas, nunca lo sabré. Lo único que sí sé es que, no puedo hacerlo. Ya lo intenté y no conté con que me había inyectado un punto chip que controlaba mi organismo y que, estaba conectado de alguna manera, no a uno, sino a varios de esos controles. El primero se lo quité al hombre que me trae y que acaba de mandar a callar al tal Herred, logré hacerlo, pero otros