Esa misma noche, Sylvia cenó con los niños y volvió a jugar con ellos. Cuando se acostaron, Sylvia tomó su chaqueta y salió de la habitación. Cuando pasó por la sala, Odell estaba bebiendo té en el sofá. Ella le lanzó una mirada y continuó hacia la puerta. “Es tarde. ¿Adónde vas?”, él le preguntó. Sylvia lo ignoró y continuó hacia la puerta. El coche de Sherry ya estaba esperándola afuera de la casa y Sylvia la vio en cuanto salió. “¡Syl, date prisa!”. Sylvia sonrió y subió al coche. El coche se alejó de la casa. Poco después de que el coche girara en el cruce, otro deportivo negro salió de la casa y las siguió. ...Sherry era una excelente conductora. Media hora más tarde, llegaron a un famoso restaurante de barbacoa. Sylvia siguió a Sherry hasta una habitación en el segundo piso. Cuando entró, vio a Edmund encorvado en su asiento, sonriéndole. “Syl, cuánto tiempo. ¿Me extrañaste?”. Seguía actuando tan frívolo como antes, que era un alivio para Sylvia.
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