Después de tanto barullo Laura y Mirian no pudieron dormir bien. Tal vez por eso Laura se despertó muy tarde y corrió a asearse y cambiarse para ir con Chery a la empresa de Caleb.Ya eran pasadas las ocho de la mañana y Laura bajó muy bien arreglada y Mirian la miró con extrañeza. La joven no había tenido tiempo para decirle a su madre sobre la propuesta de trabajo. Y por eso la madre se sorprendió al verla tan arreglada.La joven vestía unos jeans negros muy ajustados y una camisa rosada donde le dejaba ver el valle de los senos y le moldeaba las curvas sensuales de la joven. Sus pies llevaban un calzado de tacones medio que le daba elegancia y al mismo tiempo comodidad. Sus cabellos recogidos en lo alto de la cabeza dejando caer sus largos cabellos sobre uno de sus hombros, ahora que lo tenía un poco más corto.—Buenos días, mamá— dijo la joven que se

Chery al momento de salir de la oficina cerró la puerta dejando a Laura con Caleb. Caleb no desprendía los ojos de la joven. Se levantó de su sillón y llegó hasta la puerta de la oficina y le colocó el cerrojo para que no lo interrumpiera. Su oficina estaba acondicionada con paredes especiales para que los otros lobos no pudieran escuchar lo que él tenía que hablar con su beta o delta. Los ojos de Caleb devoran la figura que tenía delante de él. Tenía la imperiosa necesidad de tocarla y sin más se puso al lado de ella. Él la escuchó resollar de excitación y el olor de su sexo lo excito en gran manera. — ¿Estas nerviosa? — le preguntó y llevó su mano al rostro de la joven y con sus dedos acarició de manera sensual los labios de la mujer. Esta acción lo puso duro en segundos. La joven sentía el aire pesado y le costaba llevarlo hasta sus pulmones. Respiraba con la boca abierta y sus ojos se perdían en los de él. —No— dijo con voz

Caleb aún se encuentra en un estado de estupefacción al saber que Laura es una híbrida con dones de hada, lo que se hace más difícil para él conquistar su corazón. Un sentimiento de dolor y desazón se aloja en su pecho al saber que puede perderla en cualquier momento. — ¡Maldición!, no sólo es humana sino también un hada— murmuró en voz baja mientras terminaba de arreglar su ropa— debo ganarme su corazón. Debo lograr que ella me ame o voy a perderla. Aún perdido en ese torbellino de pensamientos y de nuevas ideas para ganarse el corazón de la joven se presentó Alexter, el rey de las hadas. Un poderoso hombre que sólo está interesado en su propio beneficio. Él tenía planificado destruir a la humanidad y que sólo quedarán en el mundo los seres místicos y mágicos algo que debía evitar a toda costa. — Buenos días, Caleb— dijo Alexter al momento de estar al pie de la puerta— al parecer tus lobos quieren destruir a mi guardia personal. Caleb miró como sus l

Jacob después de armar el vergonzoso escándalo en la casa de Laura salió desesperado y se sentó en el borde de una de las calles cercana del edificio de la mujer que en ese momento odiaba.Poco a poco el alcohol se fue digiriendo y comprendió que había arruinado todo su plan por conquistar a Laura. Ella ya era su novia y pudo haberla llevado al altar y haber concretado el pacto que necesitaba, pero mil dudas lo llenaron de incertidumbre y el haber encontrado a una mujer dulce y tierna, de la cual se enamoró de él a primera vista lo hizo desistir de su macabro plan.Ahora se encuentra sumergido en un dilema sobre seguir el amor de su vida o tomar el poder que tanto desean su clan y aquelarre.—Ahora ¿qué hago? — se pasó la mano por la cara llevo hacia atrás de su cabeza revolviendo sus cabellos— tengo que acercarme a ella como dé lugar. Y sobre todo hacer

Laura subió en silencio al automóvil y por mucho que trataba de hablar no podía. Era un     una fuerza invisible que la obligaba a hacer solamente lo que Jacob le había ordenado.— «¿Qué puedo hacer?»— pensó la joven agobiada.— “Lucha”— le respondió una voz fémina en su mente.— «Lo que me faltaba»— se reprendió la joven — «ahora estoy loca».— “Laura no estás loca, yo soy parte de ti”— le dijo aquella dulce voz y muy segura dentro de ella.Laura dirigió una mirada a su amiga y la escucho cuando llamaba por teléfono y pedía ayuda. El problema era que Adele podía llamar a quien quisiera, pero ella estaba sujeta a ese extraño poder que solo la obligaba hacer lo que Jacob le ordenaba. Era como si esa fuerza s