Al día siguiente, milagrosamente James fue el primero en despertar, o al menos así parecía ser pues no había ruido alguno, y eso que la puerta de la habitación se encontraba abierta. Cosa que si, era bastante extraño, ya que obviamente no se encontraban en su departamento. James llevó su mirada a la persona debajo suyo, y su sonrisa se mantuvo intacta por solo unos segundos, luego los recuerdos de lo sucedido ayer a la noche llegó a su mente en forma ruda. Golpeándole directamente la cabeza.Oh, por dios... Había otra vez bebido demasiado, o tal vez no, porque lo recordaba todo, según él.—Maldición, el ponche...— Gruñó muy por lo bajo, no queriendo despertar a su seguramente adolorido novio, pues los rasguños en sus hombros y pecho se veían así, dolorosos. ¿Eso lo había echo él, verda
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