Todo el salón sucumbió al silencio tras la repentina y dolida confesión de la Vitora. El único sonido que se escuchaba en el lugar, eran sus bajos sollozos que casi se camuflaban en suspiros. Rainer no sabía cómo reaccionar ante las palabras de Eve. Estaba claro que aquel Arcángel sí fue el culpable de aquél incidente, él mató a los padres de Eve y luego asesinó a su hermano. Pero su corazón no se daba el lujo de estallar en ira, porque tenía a una indefensa Eve entre sus brazos, una Eve que necesitaba de su consuelo.—Dorian... —exclamó Dante.—Existen grandes aclaraciones en tu contra —comentó Carius—. Has cometido asesinato contra Viria y Gilius, has asesinado a dos de los concejales del Reino de los Vitores y asesinaste a tu mentor y hermano menor de Rainer. ¿Tienes algo que decir? Dorian no sabía c

Dante estaba sorprendido de que Aarón estuviera en el paraíso con ambos. ¿Cómo llegó hasta aquí sin que los Arcángeles lo detuvieran? Tras darle varias vueltas al asunto, cayó en la razón. Los Arcángeles más poderosos estaban en el Concejo y Aarón supo aprovechar la ocasión por la que Gilius estaba indefensa.—Dante, debes apresurarte. Hazlo —le suplicó Járick.—¡No lo haré! Detendré a Aarón y no tendrás que sacrificar tu vida —exclamó con determinación, él rechazaba la idea de que tuviera que matar a su propio Creador porque fuese la única salida. Si se veía obligado a buscar otra salida, lo haría. Aunque tuviera que desobedecer a su padre y negarse al destino que él le había dado.—Que adorable, mira como intenta salvar tu vida &m