HORAS DESPUÉS —Entonces ya sabes que harás ¿Verdad? — Mientras están sentados en el sofá esperando que Mery termine de preparar la cena. —Estás loca sabías ¿Verdad? Pero en fin como quieras, somos tan ratos, no sé cómo nos aguantamos tanto, pero igual te quiero — Mientras que Casidy lo abrazo haciéndole cosquillas. —Par de cotorras, ¿Qué tanto se secretean? Viejas chismosas, encima que las dejo como princesas para preparar un majar digno de los dioses, ustedes andas chismeando sin mí, me ofendo en serio. — Hace un ademán de una fingida indignación. —¿Me has dicho vieja? —¿Me has dicho chismosa? —Si eso les he dicho ¿Contentos? 

 Lo curioso de toda la situación es que ninguno de los presentes había podido ver aun sus trajes de padrinos de boda y cuando los vieron se negaban rotundamente, para ellos eso parecía un disfraz no un traje de boda. —No ni en mis más horribles pesadillas me he visto como algo como esta cosa —Ethan se negaba de ninguna manera haría tal ridículo —No, con estas cosas no bromees— Leo le miraba por todos lados tratando de encontrarle algo bueno, pero era imposible. —Por mí no hay problema, con este trajecito seré un imam para las mujeres — El muy relajado se imaginaba a sí mismo siendo asediado por muchas mujeres. Miren muchachos, yo sé que no es su gusto exactamente, pero llega en la vida un momento en que tienes que hacer un sacrificio por los amigos, Leo recuerda que yo golpee a algun

 Alexander la llevo hasta el restaurante más lujoso de la ciudad, pensando que con eso la podía llegar a asombrar al punto de que olvide como se habían conocido, el lugar era hermosa, pero antes que el mesero lo llevara a su mesa Casidy recibió una llamada. —Disculpa Alexander. ¿Quién es?, Si soy yo. Dígame. Espere espere que eso es imposible ¿Ella está bien? Claro que si inmediatamente si conozco el lugar voy en este momento. Por el tono de su voz Alexander sabía que era algo grabe y lo confirmo cuando ella se giró a verlo. — Alexander lo siento déjame en el hospital.  —¿Por qué en un hospital?  —Mi compañera de departamento que también es mi mejor amiga Mery, sufrió un accidente y está e

 Había tratado de guardar la calma. El desgraciado que había querido hacer quien sabe que cosas con su mejor amiga estaba en la celda de al lado, estaba esperando que venga Alexander, justo cuando entro, con un porte de Dios griego abriendo el portón de estación de policía buscando con la mirada a Casidy se veía desgraciadamente sexy, dos botones abiertos, camisa blanca y saco negro y unos pantalones color arena, detrás de un señor vestido prácticamente en bata, con un maletín en mano que se quedó hablando con unos oficiales en resumen descaradamente sexy Alexander, pero era lo menos que le importaba a Casidy, ELLA solo veía a ese hombrecito detrás de él hablando con los oficiales, al darse cuenta de eso Alexander corrió a abrazarla y poner su cabeza contra su pecho y según el marearla con su mejor colonia de Jean Paul Gaultier. Regalo de su última amig

  —Princesa, ¿Lograste ubicarla? — Mientras la saludaba con un beso sobre sus labios.   —No mi amor, creo que se la trago la tierra. — Con un suspiro de derrota, había insistido varias veces durante el día, tratar de hallarla.   —Yo también trataré de hablar por mensajes o en sus redes sociales, pero nada que contesta   —Si hubiera pasado algo ya nos habríamos enterado, pero estoy pensando en algo creo que mejor no volver a insistir en hallarla — Con algo de pesar, no le gustaba jugarle chueco a su amiga, pero no le queda de otra.   —¿Por qué lo dices mi amor? —Extrañado por la actitud de no prometida.   —Estoy cansada de su terquedad, yo la adoro como a una hermana, pero ya es mucho ¿No crees? No digo que tu amigo sea santo de mi devoción, pero debe escucharlo tarde o temprano, en cambio ella solo cierra, parece una niña chiquita cuando se tapa los oídos y se niega