Capítulo 1

—Hija ten cuidado de no romper los huevos, no balancees tanto la bolsa.

—¿Mamá cómo puedes saber eso?.

—Te crié Lisa, ahora podrás tener 20 años pero te conozco como la palma de mi mano y a pesar de que tu madre no pueda ver su audición mejoró mucho en estos 5 años.

—Porque eres increíble.

—Mi hija también lo es.

Mi sonrisa se congela al vislumbrar a los cuervos, intento apurar mis pasos pero es inutil, no puedo escapar de ellas.

No importa lo mucho que algunas personas  intenten parecer decentes, tarde o temprano, sus verdaderas caras salen a la luz.

—Su ropa también, ¿Esa tela parece estar podrida?, ¿No es demasiado andrajoso andar vestida así?, ¿Quién creería que esta clase de personas viven en nuestro edificio?.

—Te lo dije muchas veces, esa mujer con su hija no son nada bueno.

Intentan darse aires y a veces esta pena me dan, la ropa que donó para la caridad debe de ser demasiado lujosa para ellas.

 El tono de sus voces aumenta..

Hija. La cálida voz de mi madre me devuelve a la realidad.

Lo lamento mamá, ¿Te apreté muy fuerte? preguntó incómoda, fulminando con mi mirada a las brujas de mis vecinas, ¿Acaso son víboras?, todo el día lo único que saben hacer es escupir veneno, ¿No sé cansan?. 

¿Están orgullosas de donar ropa a la caridad?, con sus corazones tan negros es inútil que lo hagan.

¿Por qué tienen que ser así?, no las molestamos, ni un vaso con agua le pedimos, ¿Tanto les molesta que vivamos nuestras vidas?.

Siento unas suaves palmadas en mi espalda, las lágrimas se arremolinan en mis ojos, hago lo posible por mantener la compostura.

Vamos, casi llegamos a casa. —Si, las palabras de mi madre son mágicas.

—Tengo hambre, vamos a apurarnos. 

No quiero que las escuches, una cosa es que yo las soporte pero tú, no podrías asimilar sus palabras.

Cuando cierro la puerta del apartamento mi cuerpo se relaja, ¡La tranquilidad es tan agradable!, masajeo mis hombros intentando que la tensión disminuya.

—Mi pequeña es una gran chica, no tendría que pasar por esto… Todo es culpa de tu madre. —Se sienta de golpe en el viejo sillón, sujeta su rostro, intentó sujetar sus manos.

No mamá, no es así, no es tu culpa. — Es culpa de las personas, ellas son las crueles, nosotras solo intentamos ser felices.

¡¿No es mi culpa estar ciega y enferma?!, desde que eras pequeña tu madre te ha puesto una dura posición, tuviste que ser adulta sin pedirlo, te fallé miserablemente hija, ¡¿Crees que tu madre es estúpida?!, mis oídos son mejores que los tuyos..

¡Mamá!...

Solo cállate y escucha, estoy ciega, no soy tonta. Ella tiene su punto pero, ¿Por qué mi corazón duele tanto?. Escuchó claro y fuerte, mejor que una persona promedio, ¿Esperabas que no escuche la boca llena de veneno de nuestras vecinas?... —Sus lágrimas mojan mis manos. —Sé que me amas, pero está bien que tu madre sufra a veces, si de esa forma puedo protegerte aunque sea un poco, no me importará hacerlo… Sé sincera conmigo, ¿Fuiste nuevamente en pijama al mercado?.

 Mi boca tiembla. No. —¿Cómo sabe que salgo en pijama?

Tu tono de voz es extraño. Ella suspira. Sé que me mientes Lisa, intentas cuidarme y te descuidas en el proceso, siempre has sido igual pero esto no es justo para ti, ¡Qué sufras tanto!, así que la próxima vez, arréglate hija, debes cuidarte, no consumas tu luz por mí, no te preocupes, no estoy enojada, yo también quiero cuidarte… Ven bebé.

Mi madre abre sus brazos, no lo dudó, me sumerjo en ellos, cada una de sus palabras fueron espinas que se clavaron en mi pecho, no puedo retener por más tiempo mis lágrimas, rompo a llorar. Duele, quema, no puedo protegerla ni protegerme.

Tu madre está muy orgullosa de ti, eres lo único bueno que hizo mamá, siempre estaré agradecida en esta vida por tenerte, nunca lo olvides, eres mi orgullo, todo lo bueno que hice..

Mamá, no es tu responsabilidad lo malo, no recuerdes cosas feas, juntas somos felices, ¿No mamá?. —Sacudo la manga de su saco, esperando una respuesta que no llega, solo acaricia mi cabello, mi pecho aún continúa oprimido, sus palmas son cálidas, transmiten la dulcera de mi madre. Poco a poco el dolor mengua.

Creó que me convertí en un pescado, mis ojos arden, están hinchados, llorar no es para nada lo mío, observo el techo del comedor, tomó la almohada, lo golpeó, detesto a esas mujeres.

—Lisa ayuda a mamá a llegar a su cuarto. —Su voz aún tiembla.

—¿Te sientes mal?.

—No estoy bien, solo tengo un poco de sueño, anoche tuvimos que correr a la clínica, no descansamos correctamente cariño.

Por suerte su complexión aparenta ser mejor que cuando llegamos.

¿Quieres que duerma contigo?.

—Te amo pero tienes 20 años hija, ve a tu cuarto a descansar.

Me empuja y cierra la puerta, al menos tuvo las fuerza suficiente para echarme, ¿Qué no tuviera piedad es bueno?.  No se como llegue a mi habitación, solo sé que estoy tan agotada, amaría dormir una semana completa.

Mi rostro golpeó con el colchón, por inercia ruedo y notó la gran mancha de humedad en la esquina de la pared. ¿Por qué el color de la pared es tan horrible? ¿Debo remodelar?, ¿Tengo que comprar un papel tapiz nuevo? y rellenar un poco la pared, todavía me quedan algunos ahorros pero sacando cuentas no serán suficientes, ¿Por qué la vida consiste en dinero?..

El color morado sería una opción agradable. —Abrazo mi almohada, si estuvieras conmigo, ¿Qué me dirías?, ¿Me hubieras entendido?, ¿Me abrazarias ahora?, ¿Todavía te acuerdas de mí?.

 Rin, rin, rin… ¿Por qué el parlante de mi móvil suena tan mal?, no te rompas por favor.

 Sujeto con cariño mi móvil que suena cómo loco, no quiero atender, ¿Serán los acreedores de nuevo?, me sorprendo al leer la pantalla,  “Clínica estatal” , un signo de mi pregunta aparece en mi cabeza. ¿Por qué me llaman?, no volvimos hace menos de una hora de allí.

¿Hola?.

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