Capítulo 2

Hade Smith

—¡Por Dios Hade! No confías ni en tu sombra. Esto es la vida real, no una peli de N*****x. —Emma me miraba con una expresión seria, encarando una de sus cejas mientras tocaba mi hombro con su mano de forma dramática.

—Sí, lo sé, pero es que no me entiendes. ¿En serio no te parece raro que de repente se comience a interesar por mí? Antes nunca me había ni dirigido la palabra —dije entrecerrando los ojos y dejando recostar la espalda en mi casillero.

—Deberías de maquillarte, tienes dieciséis años no dos. —Elevé mis cejas, abriendo mi boca sorprendida por sus palabras.

—Y tú deberías prestarle atención a tu amiga. —Ella guardó su lápiz labial en una pequeña cartera y la introdujo en su taquilla, cerrándola con delicadeza.

—Lo hago, pero es que no es fácil lidiar con personas paranoicas —dijo soltando una risita—. Vale vale, no tienes que asesinarme con la mirada, solo bromeaba.

—Emma llevamos hablando del tema más de quince minutos, las clases están a punto de comenzar y aún no me dices nada.

—De acuerdo, perdón. Mi opinión es que no deberías dejar pasar la oportunidad de hacer nuevos amigos, me encanta ser como una hermana para ti, pero debes relacionarte con más personas, siempre te lo he dicho —asentí levemente—. No conozco a Nick, pero por lo que he escuchado no es un mal chico. Ahora, si sus intenciones no son ser solo tu amigo, creo que lo mejor es ir despacio y no dar ningún paso del que no estés segura.

—Por supuesto, pero no tienes que preocuparte, no quiero verme involucrada en ningún tipo de relaciones amorosas ahora. Gracias por el consejo, eres la mejor —sonrió con autosuficiencia pasando algunos mechones de su cabello hacia atrás de su hombro.

—Lo sé, por eso soy tu... —Su mirada se desvió hacia un costado del pasillo y yo me giré para poder ver que había llamado su atención para que dejara de hablar.

Un chico de pelo castaño, alto y contextura delgada, pero con unas facciones muy lindas le sonreía de forma espontánea a mi amiga y esta se sonrojó notablemente, dedicándole una sonrisa también, pero un poco más reprimida por los nervios.

—Mhjm. ¿De qué me perdí?

—¿De qué hablas? —Tomó mi brazo y me atrajo hacia ella, obligándome a caminar—. Vamos o llegaremos tarde a clase de historia.

Una vez dentro del aula me senté en mi lugar para acomodarme en lo que llegaba la profesora. El salón estaba más ruidoso que de costumbre, se podían escuchar fuertes murmullos apenas inteligibles por parte de las chicas.

Pude escuchar parte de la conversación de Carla con Nathaly, ya que se sentaban a uno de mis costados. Al parecer todo este alboroto se trataba de la llegada de un nuevo estudiante del curso superior al mío.

Todos los comentarios se disiparon una vez que la profesora entró a impartir su clase. Yo solo me limité a prestarle atención y escribir en mi cuaderno todas las notas importante que decía.

Los turnos de clases pasaron bastante rápidos y por suerte, hoy no tenía química en mi horario.

La campana sonó una última vez, indicando que ya podíamos retirarnos a nuestras casas. Me levanté de mi asiento y me giré hacia el final del salón para buscar a Emma, pero no estaba.

—Emma acaba de salir, parece que llevaba prisa. No te diste cuenta por estar pegada a I*******m. ¿No cambias eh? —dijo Carla sonriendo de forma amistosa.

—Supongo que son viejas costumbres —hablé agitando con mi mano el celular—. Muchas gracias por la información. Hasta luego.

—Hasta mañana Hade.

Puse mi mochila sobre mis hombros y comencé a caminar en dirección a la cafetería tarareando una canción que había escuchado esta mañana.

Busqué a Nick por el lugar y noté que estaba recostado en la pared de la entrada y su vista estaba dirigida hacia la pantalla de su celular que se encontraba en su mano. Vestía unos pantalones de color azul claro y un abrigo blanco, su cabello estaba peinado hacia atrás permitiendo observar mejor las facciones de su cara.

Me acerqué a él y este guardo su celular en el bolsillo del pantalón rápidamente y me sonrió.

—Hade ¿Cómo estás? —preguntó él, mientras deslizaba su mirada por mi cuerpo sin ninguna discreción.

—Bien gracias ¿Y tú? Espero no haberte hecho esperar tanto —dije sonriendo un poco nerviosa.

—No, tranquila yo también acabo de llegar, tuve una reunión con el equipo de fútbol y recién terminó hace unos minutos. —Llevó ambas manos a su cabello y lo revolvió un poco—. Te ves muy guapa hoy.

—Gracias —dije desviando mi vista al suelo un poco nerviosa.

—¿Te parece si nos sentamos en aquella mesa del final? —Yo asentí y ambos nos dirigimos hacia ella, sentándonos uno frente a otro—. ¿Quieres tomar algo? Voy a buscar una bebida para mí.

—Un refresco estaría bien. —Él asintió dándome la espalda para ir a buscar las bebidas y regresar a la mesa.

—Ten —dijo mirando mi celular sobre la mesa, el que se hallaba encendido, mostrando su fondo de pantalla—. Eso es una banda, ¿no? —guié mi vista hacia mi teléfono y sonreí.

—Sí, Imagine Dragons, se llama. Emma puso este fondo, es fanática a sus canciones.

—Ya veo, así por curiosidad ¿quién es Emma? —dijo sonriendo un poco incómodo y yo me golpeé mentalmente por mencionar a alguien, que él ni siquiera conocía, como lo más normal del mundo.

Me dispuse a explicarle quién era la antes nombrada y entre preguntas casuales, risas y bromas por ambas partes, pasaron casi dos horas, las que no se me hicieron tediosas en ningún momento.

Nick me acompañó hasta mi casa, pero a diferencia de la vez anterior, su compañía no fue incómoda. Después de todo sí me agradó pasar tiempo con él, no era mala idea esto de hacer amigos.

No quedamos en vernos otro día en específico, pero sí seguir pasando tiempo juntos cuando pudiéramos, claro, solo como amigos.

(...)

Cerré de golpe el libro que estaba leyendo y me levanté de la cama para alcanzar mi celular encima de la mesa de la computadora y revisar la hora.

Faltaba vente minutos para que fueran las seis y media, la hora en la que había quedado con Emma para ir a su casa. Caminé hacia el armario sacando un conjunto de ropa sin mucha importancia para luego entrar al cuarto de baño.

Arianna y Francisco, los padres de mi amiga, no se encontraban en casa, por lo que estuve más tiempo para poder hablar ampliamente.

Emma me había dicho que los problemas en su casa se habían arreglado, razón por la que le emocionaba aún más celebrar su fiesta de cumpleaños.

Después de planear hasta el más mínimo detalle sobre la decoración, el reloj marcó un poco más de las diez y yo me despedí de Emma, al igual que de sus padres que habían llegado una hora antes.

Insistí en no ser acompañada hasta mi casa ya que la distancia no era tan larga.

Cerré la cremayera de mi sueter y comencé a caminar sin prisa alguna mientras adentraba mis manos en los bolsillos para resguardarlas del frío.

Me pareció raro que no hubieran personas en las calles y apenas transitaran autos. Esta zona siempre ha sido muy oscura, su escasa o casi inexistente iluminación, puede intimidar a quien se lo proponga.

Durante tres calles ni siquiera ha habido una bombilla y por la esquina por donde voy pasando hay una en muy mal estado, alumbrando escasamente y pestañando cada segundo que pasa.

Siento unos pasos detrás de mí, que se acercan cada vez más. Mi respiración automáticamente se hace irregular y mi corazón comienza a acelerarse con rapidez. Siento mi cuerpo tensarse y las pisadas estar a tan solo unos metros de mí, mientras yo aumento la velocidad de mis pasos.

Obligando a enfrentar mi miedo me giro rápidamente en la dirección de mis espaldas, encontrándome un simple envoltorio de caramelo en el suelo, siendo arrastrado hasta mis pies por el viento.

Suelto el aire retenido en mis pulmones formando un fuerte suspiro y a la vez paso mi mano por el rostro intentando calmar un poco mis ánimos.

«Calma Hade, solo es el viento» me digo a mi misma en un intento de alejar mis teorías absurdas de persecución.

Doy un respingo al escuchar el sonido de mi móvil que hace eco en el lugar. Me detengo a mediación de la calle y saco mi celular, dándome cuenta que la llamada se está realizando por un número privado. Un poco indecisa y sintiendo el miedo apodersarse de mi nuevamente, ordeno a mi dedos descolgar la llamada y llevar el móvil hasta mi oído. Es en este momento cuando siento que mis manos y piernas comienzan a temblar, mis labios se resecan por completo y mi corazón bombea desesperadamente, al escuchar las palabras provenientes de una voz masculina.

No se te ocurra colgar el teléfono, solo quiero hablar contigo, de ti depende que nos entendamos por las buenas o no. —Se sintió un suspiro pesado al otro lado de la línea y luego volvió a hablar—. Seré claro, quiero lo que es mío y no intentes jugar a la inocente, sé que sabes muy bien dónde lo escondió tu madre. Tienes veinticuatro horas para que me lo entregues, te diré como lo harás...

Por un momento dejé de escuchar su voz atemorizante, lo único que sentía era el palpitar sumamente agitado en mi pecho. Mi cabeza empezó a dar vueltas, haciendo eco en esta cada palabra que acababa de ser pronunciada por él y mi respiración tenía una frecuente desorbitante. Sentía el sudor de mis manos y el temblor de estas, dificultándome sotener el celular. Mi garganta estaba seca y mi vista borrosa por la lágrimas que empañaban mi visión, no sabía que estaba pasando y me daba miedo averiguarlo.

—Y-yo no sé de lo que me habla. Creo que se ha equivocado —dije apenas en un hilo de voz.

No sabes lo que acabas de hacer niña, intenté ser el bueno esta vez, pero veo que no se puede. —Soltó una carcajada no tan fuerte, pero bastó para que una corriente eléctrica recorriera mi espalda—. ¿Quieres jugar eh? Por mi bien, incluso, ¿qué tal si empezamos ahora?

La llamda fue cortada, escuchando solamente los tonos de esta repetidas veces.

La fricción de unas gomas de un auto acelerando bruscamente sobre el pavimento de la calle, me hizo desviar mi atención hacia uno de mis lados. El carro venía en mi dirección, sin embargo mis pies no respondían, había entrado en estado de pánico.

Es uno de esos momentos en los que sientes tanto miedo que tú cuerpo se vuelve tan pesado que no es capaz de ejecutar la orden dada por tu cerebro. Y justo ahora cada extremidad mía pesaba el triple que segundos atrás, impidiendo que reaccionara y me alejara de allí, aún cuando la única palabra que retumba en mi mente es la siguiente: Corre, corre, corre.

Las luces blancas del auto me cegaron por completo y el único movimiento que fui capaz de ejecutar fue levantar mi brazo para perder el contacto con dicha claridad, cerrando mis ojos con fuerza al mismo tiempo, dispuesta a ser golpeada... Pero el choque nunca llegó. Sino que sentí unos brazos rodear mi cintura y la parte trasera de mi cabeza hasta hacer contacto con el frío y aspero suelo.

Mi cuerpo se sentía adolorido, pero no recibí ningún golpe importante porque alguien los había amortiguado.

Abrí ojos con temor a lo que pudiera encontrarme, pero ese sentimiento se desvaneció al ver el chico pelinegro que estaba sobre mí, a tan solo centímetros de mi cara.

Su respiración era entrecortada al igual que la mía y podía sentir lo acelerado que estaban sus latidos. Sus ojos negros me miraban con intensidad y su ceño se arrugaba en un gesto de preocupación, como si temiera por mi.

—Gra-Gracias —dije rompiendo el silencio entre ambos, aunque mi voz fue apenas un susurro audible.

Él desvió su vista hacia la carretera y cerró los ojos por unos segundos maldiciendo, para luego levantarse de encima mío y emprender su camino sin decir una palabra.

Todo había sucedido demasiado rápido, mi mente se hallaba confundida. Sentí como si a partir de ahora el tiempo completo se detuviera, o simplemente hubiera ralentizado si ritmo.

Todo a mi lado gritaba silencio. Mientras mi cuerpo temía por lo que había sucedido, mi mente estaba aterrada por lo que me esperaba en el futuro.

«Sí, ese mismo futuro que a veces da miedo porque es algo desconocido, pero que puede llegar a ser muy emocionante, pues hace vibrar tu corazón de una forma incomparable, demostrando que no sirvió de nada refugiarte en ese sentimiento tan inútil, que lo único que provocó fue hacerte  débil»

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Nota: Hola, saludos por aquí. Espero les esté gustando este giro tan inesperado que ha tomado la historia.

¿Quién sería ese chico misterioso?

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