PREFACIO.

Una joven muchacha camina a ciegas, por un bello paraje, agarrado firmemente la mano de su esposo, mientras este la conducía más y más adentro del bosque.

• Ten cuidado aquí – comenzó el hombre, haciendo que la mujer se detuviese de golpe – hay una hondonada, camina despacio, no quiero que te caigas.

La muchacha hizo caso de las palabras del joven, mientras proseguía la marcha junto a él, tropezando entonces, con una roca, dando un leve tras pies, cogiendo por sorpresa al hombre que la acompañaba, que soltó su mano sin apenas darse cuenta, haciendo que la muchacha abriese los ojos asustada, para mirar como caía al vacío, al mismo tiempo que su esposo la llamaba.

• ¡Emily! – gritaba, mientras ella seguía rodando por la hierba, bosque abajo, temiendo que algo malo pudiese sucederle - ¡Emily! – la llamaba nuevamente, al mismo tiempo que la joven se golpeaba la cabeza con una roca, haciendo que perdiese el conocimiento.

William bajó lo más rápido que le permitieron sus torpes pies, con cuidado de no despecharse el también, y cuando llegó hasta ella, la cogió entre sus brazos y la zarandeó para intentar despertarla, mientras seguía llamándola una y otra vez, pero parecía que la joven no iba a despertar.

• ¡Emily! – gritaba una y otra vez, mientras su voz resonaba en la espesura del bosque - ¡Emily!¡Despierta!

Capítulo 1 – El despertar.

Una joven despertaba sobresaltada, sobre la cama de un hospital, haciendo que todos los que se encontraban en aquella habitación con ella, se levantasen sorprendidos y mirasen hacia la joven con el alma en vilo.

Emily abrió los ojos, una y otra vez, intentado que estos se hiciesen a la luz, admirando los rostros agradecidos de personas a las que no había visto en mucho tiempo. Su madre estaba allí, también su hermana Laila, su sobrina Meredith y su tía Charlott.

Las miró extrañada, intentando recordar cómo había llegado hasta allí, intentando comprender que era lo que estaba sucediendo, pues sabía que aquello no podía ser real, tan sólo era un sueño, pues habían pasado demasiados años, para que su familia aún estuviese viva.

Lo último que podía recordar era aquel bosque, en el que había ido con su esposo, pues este tenía una agradable sorpresa que mostrarle por su cumpleaños. Recordaba cómo había rodado por la hondonada, como había caído al vacío y se había golpeado con algo, podía recordar todo aquello, incluso podía recordar a su esposo llamándola, pero eso era todo.

• ¡Emily! – Exclamó su madre, lanzándose sobre ella para abrazarla, haciendo que esta se sorprendiese de que todo aquello pareciese tan real - ¡Estás despierta!
• ¿por qué estoy aquí? – Preguntó, confusa, intentando comprender que era lo que sucedía, pues a pesar de que lo intentaba aún no podía comprenderlo.
• Te caíste de la cama mientras dormías, y te golpeaste la cabeza con la mesilla de noche, el golpe fue tan fuerte, perdiste tanta sangre… que el doctor dijo que no sabían si podrían salvarte.
• ¿me caí? – Preguntó la joven, intentando recordar en qué momento había sucedido aquello.
• Entraste en coma – le informaba su hermana – perdiste tanta sangre…
• ¿en coma? – preguntó la muchacha, con temor en su voz – pero yo… estaba en el bosque… con William – explicaba, intentando adivinar que estaba pasando, de nuevo.
• ¿William? – Preguntó su madre, haciendo que ella la mirase sin comprender - ¿Quién es William?
• Emily… - comenzaba su tía, intentando tranquilizarla, como siempre solía hacer cuando algo malo sucedía en casa - … llevas dos años en coma.
• No… - comenzaba, intentando comprender que estaba ocurriendo - … eso no es posible.
• Emily…- la llamaba su madre, intentando hacerla entrar en razón.
• Estaba en el bosque – repetía, sin poder creer lo que su familia decía – William estaba allí – proseguía, con lágrimas en los ojos, temiendo que no fuese cierto - … era mi cumpleaños … - continuaba, con la voz algo débil, parecía que se pondría a llorar de un momento a otro - … justo estaba a mi lado hace un momento y …
• Emily… - la llamaba su tía, intentando hacerla entrar en razón.
• … ya no está – se percató, mientras sus lágrimas caían, y se daba cuenta de que era cierto, él ya no estaba - ¿dónde está William? – preguntaba, horrorizada, por la mínima posibilidad de que todo hubiese sido un sueño, de que su esposo, William Drake solo fuese un sueño, su vida con él, sus hijos, …. - ¿dónde está Dylan?
• Emily cariño – comenzaba su madre – no sabemos de quién nos hablas, no conocemos a ningún William ni a …
• ¡No! – negaba la joven, echa una furia, incapaz de creer que fuese cierto. No podía ser verdad, William no podía simplemente no existir - ¡No! ¡No! ¡No! – proseguía, intentando recordar algo que pudiese volver a llevarla a la idea de que William era real, de que lo que había vivido con él era cierto – ¡El brazalete! – exclamó, haciendo que todos mirasen hacia ella, preocupados de que se estuviese volviendo loca – la abuela me regaló por mi cumpleaños un brazalete.
• ¿La abuela? – Preguntó atónita – La abuela nunca ha estado en casa, nunca llegamos a celebrar tu cumpleaños, te caíste de la cama la noche antes de que llegase tu cumpleaños.
• ¡No! – gritaba, haciendo que todos la mirasen como si estuviese loca - ¿y los abuelos? – preguntó, haciendo que su madre le prestase atención – William estuvo trabajando para los abuelos, le conocí y …
• El abuelo nunca ha contratado a nadie.
• ¿y mi amigo imaginario? – Preguntó de nuevo, intentando agarrarse a cualquier esperanza que aún le quedase – Will…
• ¿por qué haces tantas preguntas estúpidas? – preguntaba su hermana, bastante cansada de aquella situación.
• Entonces ¿nada de lo que viví sucedió realmente? – preguntó, con el rostro bañado en lágrimas, y el corazón en un puño, haciendo que su madre negase con la cabeza, y que la joven rompiese a llorar desconsoladamente.
• Deberíamos llamar al doctor – sugería la tía Charlotte, mientras se daba la vuelta y salía por la puerta, seguramente para ir en busca del doctor.