3. SOBREVIVIR CON DOLOR

Austin

Al día siguiente mamá decidió salir de ese lugar y venir conmigo a casa, sentí alivió por qué parte de mí se engañaba con el hecho de que ella lo hacía porque se sentía genial, o quizás porque no pretendía dejarme sólo, aunque no es una decisión qué está en sus manos, es lo que sucede con el jodido destino, sólo resta aceptarlo y seguir, pero... ¿cómo puedes sólo aceptarlo? ¿Cómo podría siquiera seguir? La vida de mi madre dependía de un hilo y yo dependía de ella, por lo que ese angosto hilo estaba sujeto a ambos.

No podría soportar perder a alguien importante, mi vida se basó en sólo usar a las personas a mi alrededor y desecharlas cómo sí se trataran de un objetó cualquiera y no me afectaba, pero esta vez no era el caso, esta vez si perdía mucho, perdía mi vida en pleno. Caminó a casa, subimos al auto y vi a mi madre de reojo mirando hacia la ventanilla del coche, con la mirada perdida en la carretera y las casas qué dejábamos atrás ¿qué podía hacer para hacerla sentir mejor? Sí ni yo mismo sé que siento ahora, ni fuerzas tengo para hablar, sé que piensas lector qué harías todo lo que este a tu alcance si de alguien importante para ti se tratará, incluso yo lo habría pensado, pero lo cierto es que, esto no se describe hasta que se vive y... no sé qué decir o qué hacer.

Lleve a mamá a casa, a su habitación; sé que estaba triste y joder ¿cómo no podía estarlo? Estábamos en una situación de m****a. Incluso el lugar que nos rodeaba se sentía pesado y triste.

Vale, necesitaba reaccionar.

Así que esboce mi mejor sonrisa en su dirección y dije

— Mi querida Caroline, ¿quisiera usted una taza de chocolate caliente y ver una tonta película de historias cliché con su pequeño Audi?

Mamá me sonrió y por todos los cielos gracias, tenía una enorme sonrisa.

— Por supuesto que sí Austin sexy Smith, estoy lista para obligarte a ver una maratón.

¡¿Maratón?! Lo qué hacemos por los que amamos, ¿eh?

— Vale señorita, iré a preparar todo y en unos minutos nos vemos en el sofá, ¿vale?

Mostró su dedo meñique en mi dirección (es algo qué hacemos para hacernos entender que tenemos una mutua promesa por cumplir, si ambos elevamos nuestros dedos esa era una promesa irrompible) así qué yo eleve el mío y fui a por las cosas.

Mamá me obligó a ver un millón de películas y gracias a estos directores, sentía que cada película era eterna, por lo que me hacía sentir qué tenía mucho tiempo más para disfrutar de mamá.

Ella se divertía, me arrojaba palomitas y me sacudía el pelo.

— Ash Audi, mira tu cabello. Debes cortártelo un poco, ¿vale?

Asentí en su dirección y me dediqué a mirarla por unos momentos; noté pequeños detalles que no había identificado hasta ahora, como las sombras violáceas qué rodeaban sus ojos, no eran tan visibles pero si podía notarlas y definitivamente estaba un poco delgada, quizás pensé que se trataba de la cantidad de trabajo qué tenía.

Tenía miedo, miedo de perderla... necesitaba a Caroline, ella me dio todo lo que tengo y gracias a ella soy lo que soy, quizás no soy el mejor ejemplo de un chico perfecto, pero soy todo lo que no podría haber sido de no ser por ella y como si escuchará mis pensamientos, mamá se giró hacia a mí y dijo

— Bebé, quiero que sepas que no puedo estar más orgullosa de ti, eres todo por lo que he luchado, tú me diste la fuerza necesaria para seguir por ti, y te amo más que a nada en este mundo, está bien sentir miedo ¿sabes?... pero tienes que entender qué el dolor y el temor son parte de la vida, es algo que debemos afrontar, sentirlo no te hace menos, lo que nos identifica es seguir adelante aun cuando estamos qué nos cagamos del miedo y tú eres así, sé que parece ser que soy una mujer muy fuerte, pero la verdad es que en muchas oportunidades sentía que me rendía; pero te veía a ti correr de un lado a otro, con tu sonrisa enorme aun cuando sólo tenías unos cuantos dientes, tus zapatos en direcciones opuestas y la fea capa qué no dejabas de usar, verte feliz aunque estuviéramos en una situación horrible me hacía sentir que tu amor merecía mi esfuerzo y míranos, acá estamos. Tu amor valió cada pequeño esfuerzo que he hecho hasta el día de hoy. No voy a rendirme Audi, lucharé por ti una vez más y lo haré hasta el último de mis días.

Nos dimos ese abrazo qué necesitaba y continuamos con su maratón.

Un mes después...

Deje de ir a clases, quería pasar todo el tiempo que me fuera posible con mamá, no me importa si pierdo la carrera, estaba haciendo pruebas para el conservatorio de artes "Juilliard" era muy bueno con el saxofón y sabía que sería capaz de alcanzar ése sueño, pero para mí dejo de ser importante, me dedique a cuidar a mamá, parecerá increíble pero pude notar como su cuerpo se deterioraba cada día, cosa que no podía notar antes de saber lo del cáncer, el tiempo pasaba y cada día le costaba más respirar, siempre estaba agotada, aún si durmiera parte del día, perdió el apetito al instante... la veía vomitar a escondidas cada noche, pensaba que no lo veía pero claro que sí, yo no dormía y mi cuerpo estaba sintiendo la presión de dicha falta, mis amigos intentaron visitarme muchas veces, no era para menos, deje de ir al instituto y desaparecí, sin siquiera decir nada al respecto.

Dan, Luke y Vecky fueron mis amigos más cercanos desde qué llegue a éste lugar, siempre me hicieron sentir bienvenido y los consideraba parte de una extraña familia, pero nada para mí era más importante que la vida de mi madre, así que decidí ignorarlos y unos días después dejaron de insistir.

Debido a la enfermedad mamá había dejado su trabajó y yo sólo me dedicaba a mis estudios académicos, es difícil que un menor de edad consiga un empleó qué genere grandes ingresos en esta ciudad, lo qué significaba qué ya estábamos cortos de insumos y alimentos, mamá necesitaba una cantidad exagerada de medicamentos, otra mala situación qué no sabía cómo resolver, pero lo haría.

Unos días después noté mucho más su deterioro y está vez estaba aterrado, necesitaba convencer a mamá de ir al hospital, allá podía ser tratada como era debido, ya me encargaría yo de correr con los gastos necesarios para establecerla en ese lugar.

— Mamá...

— Bebé ¿qué sucede?

Vale, debía decirlo

— Mamá, creó qué debemos ir al hospital.

Ella suspiró sonoramente

— Audi, ya lo había pensado pero sé qué eso requiere el dinero qué evidentemente no tenemos...

— Tranquila mamá, yo me encargaré.

No sabía cómo pero lo haría.

— No te ofendas cariño, pero no tienes muchas posibilidades buenas de trabajó en este lugar.

— Lo resolveré mamá; tenemos algunos ahorros y los usaremos para pagar unas semanas hasta que pueda conseguir el resto.

Ella asintió lentamente.

Nos dispusimos a preparar todo lo del hospital y ellos accedieron a apoyarnos a mi madre y a mí mientras lograba conseguir el resto.

Sí, se lo que piensas... ¿no tienen más familia? Sin contar al idiota que me engendró, sólo tenía una tía, hermana de mí padre que vivía en París, pero nunca nos fue útil así qué pasamos de pedir su ayuda muchas veces y esta no sería la excepción.

Mamá estaba en el hospital, eso era bueno. Aunque los médicos no nos daban las esperanzas o quizás las noticias que queríamos oír, nos hicieron ver que en ese lugar estaría mejor y eso es más que suficiente para mí.

Plan A.

 Conseguir un empleo.

Deje a mamá en el hospital con la seguridad de que estaba en buenas manos, así que me destine a conseguir empleó. Tenía un montón de hojas de vida en mis manos, debía conseguir uno cómo fuera.

No estoy acostumbrado al trabajo pesado, pero sí sé que haría todo por mamá así qué, lo que sea qué necesite hacer, lo haré.

Camine por toda la ciudad, pasando por locales, centros comerciales, joyerías, cafeterías, boutiques... pero nada. Nadie era capaz de darle empleó a un chico sin experiencia, si no me dan empleó ¿cómo se supone que tendré dicha experiencia? Arg, estaba molestó. Necesitaba conseguir algo ya.

Caminé más de lo que puedo recordar, ya eran las 9:00 pm y necesitaba parar a descansar, así que me detuve y me senté en la acera más cercana. Vi a un grupo de chicos con tatuajes, malas caras y llenos de cicatrices viéndome desde una distancia algo corta para mí gustó, al instante me di cuenta de lo que sucedía, m****a... no noté hacía donde iba y terminé en una de las calles más peligrosas de New York.

M****a m****a m****a.

Me levanté de golpe e intenté caminar lo más rápido qué pude, pero fue inútil; di unos pasos en dirección opuesta a los chicos pero tenía a otro grupo esperándome al otro lado, bien necesitaba pensar, no tenía nada de valor y necesitaba salir de aquí lo más rápido qué pueda.

Así que pensé rápidamente, había alrededor de 9 o 10, quizás más... Sí, era alto y bastante musculoso, tenía experiencia con los puños ya que me había metido en unas cuantas peleas, no necesitas más información al respecto sólo qué sé cómo dar un buen golpe, pero no podía con tantos sin pensar en terminar de la peor manera, quizás podría luchar con tres o cuatro, pero de nada serviría.

Pero debía intentarlo.

Así que me lancé hacia el primero que vi y le enceste un puñetazo en la nariz, escuché el crujido de algo romperse, sabía dónde golpear estratégicamente por que el idiota se inclinó hacia abajo con su mano derecha deteniendo la sangre de su nariz y comenzó a ¿llorar? Puf, no eres tan rudo ¿eh?

No perdiendo más tiempo, deje de mirar en su dirección y me enfoque en el chico que seguía, intentó golpear mi cara pero lo esquive con agilidad y le di un puñetazo directo en la mandíbula, este cayó al piso y aproveché de darle unas cuántas patadas.

Sí, va emocionante ¿no? La cosa de las pandillas lector es qué sí te metes con uno, te metes con todos y claro estaba que tenía todas las de perder, porque ya me había cargado a dos idiotas, lo que ocasionó qué todos los tipos ahí presentes se posicionaran en un círculo a mi alrededor, dejándome sin salida, pero no me rendí, qué comience la fiesta.

Seguí lanzando golpes, sentía como mis nudillos ardían, la sangre corriendo por mis manos, la suerte es que no era mía, por ahora.

Sentía la adrenalina extenderse por todo mi cuerpo causándome muchas más ganas de romperle las caras a estos imbéciles, me enfoque en descargar toda mi irá en ellos, todo esto que estaba reprimiendo todo este tiempo, comenzó a salir en está forma y me sentía bien, me movía con agilidad, pero... veía que venían más y más ¿de dónde rayos salen tantos defensores? Son cómo asquerosas hormigas, aunque ver las pelis de John Wick me ayudaron, lo triste es que no era John Wick, no podía con tantos y ya sentía el cansancio en mis músculos, por un momento perdí la noción cuándo sentí un fuerte golpe en mi costilla, justamente en la parte derecha, dolía cómo los mil demonios, pero no me detuve seguí intentando pero, fue inútil sentí otro golpe en dirección a mi cara, otro más en mi abdomen y unos más en mis costillas... ya no podía más, caí al suelo despavorido y sentí patadas por todas partes, cada centímetro de mi cuerpo dolía con desespero, esperaba el golpe final que me hiciera morir, cuándo escuche.

— ALTO. BASTA.

De inmediato los tipos pararon de golpearme y se incorporaron rápidamente, como si de un sargento se tratará aquél hombre. Di gracias al cielo por este desconocido, casi muero.

— LEVANTENLO, es mi turno.

¿Espera, qué?

Me levantaron en un santiamén, la sangre que cubría mi cara no me permitía ver con claridad, así que intenté quitar parte de la que estaba en mis ojos, en un torpe intentó de ver con mayor claridad, cuándo lo hice pude ver de quien se trataba.

Ronald Coleman, el idiota qué se ganó una de mis famosas palizas en el instituto, le vi intentar abusar de una chica en una fiesta y no me contuve, le di la paliza de su vida, estuvo en cama dos meses enteros, se lo merecía. Era un asqueroso hijo de puta capaz de hacer cuánta cosa desagradable se le ocurría. Sabes bien lector, que no se me da bien eso de los drogadictos, honestamente los odio, cuándo se meten esa porquería son capaces de hacer cosas horribles sin importar el daño que puedan ocasionar. Al instante entendí por qué tanta brutalidad, él los había enviado, quizás merecía esto por haberlo dañado tanto en el pasado y si iba a matarme, al diablo, no me arrepiento de nada.

Escuche su asquerosa voz decirme.

— Vaya vaya, sí es el señor Austin Smith, el niñito de mamá.

Pidió que me sostuvieran por ambos brazos, joder... no tenía la fuerza suficiente para defenderme. Me tomó del cabello con rabia y se acercó, pude oler el alcohol en su aliento.

— Así no eres tan rudo, ¿eh?

Sentí un fuerte golpe en mi abdomen, me dejó sin aire y caí de rodillas al piso, el idiota de Ronald siguió hablando.

— ¿sabes qué puedo matarte ahora mismo, no? Ah, qué placer tan lindo sería verte agonizar y morir, una vista increíble sí me lo preguntas.

— Cierra la boca de una maldita vez, tu asquerosa voz es molesta.

Otro golpe justo en mi mejilla, esté idiota no golpeaba fuerte, pero sabía que lo hacía con la mayor rabia qué podía ¿cómo lo sé? Por qué así lo sentía.

Comenzó a acariciar y mover su mano, dejándome ver que el puñetazo le dolió mucho más que a mí, mirando hacia el vacío continuó.

— Sabes, querido Austin me gustaría matarte ahora mismo.

Maldito imbécil.

— Vete al diablo Ronald.

Escupí sangre al piso, sentía como mi cuerpo estaba pesado y adolorido.

El extendió los brazos a sus costados, girando sobre sus pies mostrándome el alrededor del lugar cutre en donde estábamos, repitiendo las siguientes palabras.

— Estamos en el infierno Austin y aquí, yo soy el diablo — Comenzó a reírse a carcajadas, los tipos a mí alrededor imitando su risa y continuó — Pero ¿sabes qué? He identificado en ti algo que ninguno de estos buenos para nada tienen — me apuntó con su asqueroso dedo sonriendo de forma siniestra y siguió — poder en los demás y por lo que veo rudeza, le diste una buena paliza a estos idiotas; necesitó un demonio así en mi clan.

Uno de los que sostenía mi brazo, apretó su agarre y dijo entre dientes...

— Pero señor, él casi mata a gran parte de nuestra pandilla ¿usted va a perdonarle la vida?

Ronald se detuvo en seco

— Tú cállate imbécil — Le vi sacar una glock negra de su espalda y sin más le disparó al tipo a mi lado justo en la frente — Lástima, era un buen matón, pero es lo que sucede cuándo se me cuestiona ¿alguien más tiene algo para decir? ¿Nadie? Sí, eso pensé.

Sólo podía pensar ¿cómo podía tener tanto poder? Sí, ahora estaba cubierto de tatuajes y cicatrices, desde lo que le hice no volví a verlo hasta el día de hoy. Pero lo visto era qué, le temían y supongo que con razón; acababa de matar a alguien sin remordimiento, lo que me hacía preguntarme ¿iba a morir hoy? Mamá... sólo ella venía a mi mente, me necesitaba. El asqueroso puso la puta pistola debajo de mi mandíbula levantando mi rostro magullado en su dirección está aún seguía caliente por el reciente usó.

— Bien Austin ¿morir o trabajar para mí? Sé qué necesitas dinero, se lo de tu madre. Ah... la bella Caroline, aunque intenté vengarme de ti con ella, no pude hacerlo, la veía en el restaurante, salir a altas horas de la noche y podía hacerle lo que quisiera, quizás aprovecharme de ella y luego matarla ¿eso te dolería, no?

Me tense en el momento en que escuche el nombre de mi madre en su asquerosa voz.

— No hables de mi madre o te vas a arrepentir.

Puso su dedo índice en su boca

— Shh shh shhhh, tranquilo. Aunque tienes las de perder sigues con entusiasmó, creyendo qué tienes el poder de amenazarme, muy valiente Austin eso me agrada. No iba a dañar a Caroline, aunque parezca un tipo que no siente, no podía hacerlo, ella era una buena persona, qué su hijo me arruinara la vida no era su culpa, después de todo, gracias a ti creé este imperio que ves. Ahora bien, ganaras mucho dinero aquí y es lo que necesitas. Planeaba ir a por ti pero no te había visto por ahí y no conocía tu dirección, pero para mi sorpresa, tu viniste a mí, me ahorraste bastante trabajó.

Estaba desesperado... sí necesitaba el dinero y no quería morir, mamá me necesita, haría lo que sea por ella.

— Al grano idiota ¿qué es lo qué intentas?

— Calma hombre, pensé qué se tenían dos citas antes de llegar a esa parte ¿no es así?

Habló con ironía, vale eso me lo merecía pero en serio me estaba cabreando.

— ¡¡HABLA DE UNA PUTA VEZ!!

Esbozó una sonrisa de lado y continuó.

— Vale vale, quiero que trabajes para mí en la venta de narcóticos.

¿Drogas? ¿Está es una maldita broma?

— No

Espete de inmediato.

— ¿no?

Se detuvo de golpe y me miró.

— No. Drogas no.

Dejó atrás su lado burlón, quito su asquerosa arma de mi barbilla para posicionarla en mi cabeza y dijo con bastante ímpetu.

— Es lo qué harás

M****a... mamá no me lo perdonaría nunca, las drogas dañaron mi vida y no dejaría que lo hicieran con alguien más. Pero... debía pensar en ella, necesitaba el dinero y esta es la única salida.

— Bien.

Bajo el arma al instante y comenzó a aplaudir con desinterés.

— Puedes irte, pero te quiero aquí mañana para recibir lo que debes comenzar a vender. Buena suerte Austin. Ah, lamentó lo de la paliza, nada personal sólo qué... pensé que la necesitabas.

Dio la orden de que me soltaran y me dejaron ahí, dos de ellos levantaron el cadáver del tipo a mi lado, llevándoselo a rastras de mi vista, los vi alejarse y me levanté con dificultad, caminé como pude a casa, lave mi cara, intenté curar parte de las heridas, vaya qué dolían, me cambie de ropa y me dirigí hacía el hospital, me senté junto a mamá, estaba dormida. Tome su mano y le di un largó besó.

— Todo estará bien mamá, lo prometo.

Me quede a su lado toda la noche, sentado junto a su cama, hasta que finalmente pude dormir.

Sarah Corín

¡No te desanimes lector! como dije antes, esta historia tiene mucho mas que mostrar. A por una lectura mucho mas profunda<3

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