6. ¿Solo un lobo más?

Corrí rápido hacia la primer habitación disponible e intenté cerrar la puerta sin éxito, esa mujer me da más miedo que cualquier brankuniano.

—¡Yo sabía que usted no es de fiar! —grité cuando vi que se acercaba a mí peligrosamente.

—¿Yo? —rió sarcástica —claro que soy de fiar, cariño, ven; hasta te daré un abrazo y un beso.

—Usted está demente, ¿Por qué no se busca un brankuniano fuerte y poderoso?¿Qué tal Ned eh?¿Ya pensó en él?

—No puedo pensar en otro que no seas tú.

Caminó hacia mí y yo me coloqué del lado contrario de una mesa.

—Pero míreme, soy muy débil y ni siquiera soy guapo —hablé con dificultad mientras comenzaba a sudar.

—A mí me encantan los hombres así, débiles, así los puedo dominar tan fácil.

—Pero usted es una diosa, podría dominar a cualquiera que deseara... Usted es tan poderosa que puede convertirse en el animal que desee, en el más poderoso y...

—¡Ya cállate! Ya te dije que yo te quiero a ti y ya. Y vete olvidando de salir de aquí otra vez —replicó con enojo.

—¡Eso es imposible! Usted no puede hacer eso por más diosa que sea —grité intentando sacar valor de dónde pude.

—¿Me acabas de gritar? —negó con la cabeza mientras sonreía con gracia —mala elección, pequeño.

En menos de lo que tardo en dar dos parpadeos ella ya está convertida en un águila extremadamente enorme, retrocedí con tanta brusquedad que caí sobre unos cuantos adornos de plata, y mis ojos parecían que saldrían de sus cuencas.

Me convertí en el mediocre lobo que era y no luché solo corrí como pude hacia la salida mientas ella solo me veía e inclinaba la cabeza, cuando ya casi estaba afuera sentí un pico clavándose en mi espalda... O mi lomo, a estas alturas no sé ni cómo llamarlo... Fuí levantado con brusquedad y emití un chillido de dolor, caí en el duro suelo después de ser soltado y me convertí en humano para poder ver mi herida con más claridad, ella también lo hizo.

—Vamos, inténtalo de nuevo, perrito —dijo mientras se inclinaba para verme tirado en el suelo.

Me molesté tanto que ignoré mi dolor y volví a convertirme en lobo para correr de nuevo. Cinco segundos después ya estaba tirado en el piso con una herida más grave que la anterior.

—¡Me lleva la maldita v...

—Sin groserías aquí, cariño —me interrumpió —¿Ya ves? Jessie nunca regresará aquí y tú no saldrás.

—Jessie —susurré.

Corrí como un demonio una vez convertido en lobo por tercera vez y pasé por encima de ella desgarrándole el vestido, fuí tan rápido que no le dió ni siquiera tiempo de hacer nada.

Llegué afuera del lugar y saqué la navaja de mi bolsillo lo más rápido que pude para poder ir a La Tierra antes de que Sanarty saliera y me matara de un solo golpe. Entré tan rápido al portal que caí de boca sobre mi escritorio y me di un buen golpe con algunos clavos, ahora sí tenía heridas todas las partes de mi cuerpo pero no me importó y corrí hacia fuera de la casa.

—¿Para dónde vas tan golpeado? —preguntó mi padre cuando solo me faltaban cinco pasos para llegar a la puerta.

—¿Te interesa?

—¿Ahora que te pasa?

—No ¿Ahora qué te pasa a ti? De repente te preocupan tus hijos —apreté mi mandíbula para intentar no decir nada más.

—Siempre me han preocupado Louis y tú ¿A qué viene eso?

—¿A qué viene?¡Te diré a que viene eso! No haces nada, todo se lo dejas a mamá y todos sabemos que te casaste con ella solo porque es de Brankus y tú solo eres... Un humano asqueroso.

—Eso no es cierto, querido hijo —dijo con malicia —eso no es para nada cierto, yo adoro a tu madre y también a ustedes.

—¿Adoras a mi madre o adoras los diamantes y el oro que trae de Brankus?

El lo pensó un momento mientras caminaba por la habitación y luego rió —Tienes razón... No me importa esa estúpida Brankuniana... Pero vamos, la pude penetrar... La pude embarazar...

No soporté más y me lancé sobre el para golpearlo pero fuí recibido con un golpe fuerte y caí al suelo.

—¡Eres un maldito! —grité desde abajo.

—¿Qué pasa, perrito?¿No tienes tus poderes aquí?¡Pobre cachorrito! —dijo sarcástico llendoce.

Una vez se fue no pude evitar que una lágrima de frustración y odio saliera de mis ojos pero la limpié rápidamente. No sé cómo mamá no se da cuenta del parácito que tiene en casa.

Respiré hondo, ni siquiera podía ir a la fuente de Jadí para poder curarme, no puedo ir a Brankus por ahora. Me levanté como pude y tomé el pedazo de tela todo rasgado, no se sentía como cualquier pedazo de tela común, este era distinto, sueve pero no cualquier suavidad, era mágica como tomar un pedazo de cielo entre los dedos.

Hice una mueca de dolor al abrir la puerta pero ignoré todo y caminé lo más rápido que pude a casa de Jessie, cuando llegué toqué la puerta apresuradamente.

—Hola, Alexander —me dijo la mamá de Jessie al verme una vez abrió la puerta principal de la casa.

—¿Está Jessie?

—Sí está en su habítacion pero...

—¡Gracias! —dije casi tirando a la señora Robert a un lado.

Subí las escaleras de dos en dos y llegué a la habítacion de Jessie, planee abrir la puerta de golpe pero me contuve cuando puse la mano en el picaporte, toqué la madera suavemente.

—Jessie, soy Alexander ¿Puedo pasar?

—Pasa.

Abrí la puerta rápido y entré —¡No me lo vas a creer!

—¿Ahora que te sucedió? —dijo girando la silla y dejándose ver en una pequeña falda color lila y una camiseta de tirantes color blanca junto con sus calcetines del mismo color.

Abrí los ojos de par en par y por un momento me quedé como estúpido viéndola, ¿Por qué me ocurrió eso?

—¿¡Qué te pasó!? —preguntó e hizo que salirme de mis pensamientos —¿Por qué estás todo golpeado?

—Yo... Tuve una pelea.

—¿Con quién?¿Y por qué no fuiste a la fuente de Jadí?

Se acercó y tocó algunas heridas de mi rostro, me puse más nervioso de lo que estaba antes.

—Fue con Sanarty.

—¿Disculpa?

—Me peleé con Sanarty.

Rió y negó para alejarse —No hables estúpideces.

—¡Es en serio!¡Ella no te quiere en Brankus porque se quiere casar conmigo!

Rió alocadamente —¿Estás bromeando? —preguntó una vez calmó un poco su risa —¿Tú?¿Se quiere casar contigo?¡¿Una diosa se quiere casar contigo?! —volvió a reír.

—Es en serio... ¡Te lo juro!

—Deja de fumar de esas mierdas, Chander, te hacen alucinar horriblemente.

Rodé los ojos y saqué el pedazo de tela de mí bolsillo —¿Sabes que es esto?

—Sí, un pedazo de tela.

—Miralo bien... ¿A qué te recuerda?

Ella lo examinó con la vista cautelosamente.

—Se parece a un pedazo del vestido de Sanarty, pero eso no me dice nada, hay mucha tela que se parece.

—Tocala, ven tocala y dime que es cualquier pedazo de tela.

Me vio con molestia y me lo arrebató.

—Pues sí... Se siente... Muy... Extraño —frunció el ceño —es demasiado... Increíble.

Me vio con preocupación

—Es un pedazo del vestido de Sanarty y tal vez el objeto que te llevará a Brankus otra vez.

—¿De qué hablas?¿De qué diablos estás hablando?

—El hombre de anoche me dijo que si le llevaba un pedazo de tela... Bueno eran dos pero que corte ese ¿No? —me encogí de hombros y negué para seguir la historia —del vestido de Sanarty iba a hacer que tú entras a Brankus nuevamente.

—¡Sanarty pudo haberte matado, idiota!¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! No debiste haber eso, Alexander.

—No me digas Alexander, se siente mal, dime Chander...

—Te estoy hablando en serio, eso que hiciste fue muy arriesgado.

—No fui solo.

—No me digas que te acompañó el inútil de Frank.

—Sí...

—¡Todos sabemos que Frank es muy débil y un cobarde por eso no lo eligieron para poder entrar al escuadrón! Seguramente salió corriendo.

Tragué saliva y me encogí de hombros con vergüenza, era cierto, ni siquiera sé por qué llevé al imbésil de Frank.

—¿Como sea, vamos a hablar con el hombre de ayer o qué?

—No lo sé... No me da muy buena espina.

—Ayer fuiste la primera en salir del bar diciendo que tenías que hablar con él y hoy sales con esto.

—Lo sé, pero ¿Y si es falso?¿Y si no nos ayuda realmente?

—Nada perdemos con intentarlo.

—Eso mismo dijiste cuando intentamos que yo entrara por un portal canino y ya sabes cómo acabó todo.

—¿Entonces te quedarás aquí para siempre?

—No lo sé aún, lo pensaré unos días y...

—El plazo acaba hoy, solo tenemos hoy para darle esto a Fredd, el tipo de ayer.

Ella respiró hondo y y apretó sus labios —Entonces hagámoslo... Nada perdemos con intentar... ¿Cierto?...

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