Capítulo 3

Llevo dos días aquí, y las cosas han estado movidas por acá ayer hubo un revuelo al parecer dispararon a  algunos hermanos de club, todo eran gritos y maldiciones por todos lados. Miguel y otros de ellos salieron y todavía no han vuelto, siento un enorme vacío.

Por que de alguna manera me cautivo, es como si fuera correcto al cerrar mis ojos y pensar en él, imaginar cómo sería sentir sus labios contra los míos, como seria dormir entre sus brazos; aunque también hay algo en él que me hace recordar a papá, la manera en que protege a Emma, la manera juguetona en que pelean, me hace añorarlo, y en la forma que mira a su hermana, que es capaz de dar todo por ella. 

—Emma... ¿ Sabes cuándo vuelven?— preguntó, estamos afuera del club supuestamente llevando sol, aunque el día está caluroso el brilla por su ausencia.

— No sé... Asi es aquí, sabes cuándo se van mas no cuando vuelven, con el tiempo te acostumbras—, dice la castaña, debe ser horrible no saber si regresará y cruzará esa puerta, definitivamente no me imagino aquí. 

—¿ No has pensado en... 

Me corta terminando mi pregunta.

—¿Irme? Sí, muchas más de que las quisiera admitir; pero cuando pienso en donde quiero estar, no me imagino en otro lugar, acá está mi familia. Y eso es lo que importa. 

Asiento. La entiendo, por mucho tiempo vive con ese sentimiento pero en cambio yo pensaba que era diferente, que mi mamá arriesgaría todo por mí, y me quedé por la esperanza que cambiara, se diera cuenta de su error y que Pill solo nos traía problemas. 

Pero no fue una buena madre. Y creo que nunca lo será.

— Te entiendo, más de lo que me gustaría.

Sujete mi cabello con una pinza, odiaba sudar, sentir mi cuerpo pegajoso. 

—Cuando mamá fue asesinada, fue como salir de esa burbuja. Y todo se fue a la mierda, papá se negó a entrar en razón, solo pensó en su dolor y lo único de que lo escuchabas hablar era de venganza. Había perdido a mi madre, pero también a él. Y Miguel el simplemente intentaba hacerlo bien por mí y le debo tanto, solo era una niña cuando paso, no entendía porque mamá no regresaba; entonces tuve que hacerlo a mí modo, escudandome a mi misma, no suelo hablar de esto con nadie. Sabes... Siento que le falle, ella nunca hubiera permitido que...

Rompe en llanto, me acerco y la abrazo. Fuerte, siento las lágrimas correr por mí mejillas, pasó mis dedos por sus cabellos y por su espalda, dándole apoyo. La entiendo, es ese sentimiento impotente, que no te deja respirar y todo es como un volcán de recuerdos, de lo que no pusistes superar, te consume pensar en que fallaste, y te preguntas ¿Por qué a mí? Entonces todo se vuelve doloroso, intentas bloquear todo y pensar que el error no está en ti.

Es como un pequeño cofre dentro de ti, o esa vocecita que te recuerda una y otra vez dónde fracazaste, y el porque ya nada es igual. 

Limpio sus lagrimas con mis pulgares, susurrando palabras de aliento como: está bien, nada de esto es tu culpa. Le sonrío, como me hubiera gustado que lo hicieran conmigo.

—¡Dios! Eso se sintió también bien, hace tiempo que quería decirlo, sentía que moriría, nunca tuve la oportunidad de opinar o aportar. 

— Está bien... Sentirse asi es comprensible, solo no dejes que sea mayor a ti. No dejes que te consuma.

        ****

Estaba termiando dw vestirme cuando la habitación se vuelve un caos, gritos y maldiciones llenan toda la habitación. 

Casi se me sale el corazón, Miguel, el hombre fuerte que habia visto fuerte hace unas horas ahora parecía moribundo. ¡ Dios, este hombre no se puede morir! 

— ¡Se pueden calmar!—grito. Todas las miradas se recargan en mi, solo por un pequeño momento y vuelven a ignorarme. ¡Perfecto!—. Yo lo hago. 

—¡ Tú no eres nadie aquí, asi que mejor no te metas! —dice zooker, o creo quw asi se llama, dandome una mirada de molestia. 

Este tipo me llega a los huevos, que no tengo. Enojada replico. 

—Te aseguro, gil, que puedo ayudar más que tu— respondo de mala manera. Cabreada. 

John se interpone entre nosotros, evitando que sigamos discutiendo. 

—No necesito esta mierda ahora Zooker, asi que mejor recoge tu mierda y si ella puede ayudar que haga algo. —Se aparta y le señala a zooker la salida. 

—¡por Hades! Alguien puede hacer algo. 

—Necesito gasas, una pinza, alcohol y una venda. 

—Ya lo traigo, y ustedes que esperando joder, Flip quiero que cierres el club ahora—dice John, por primera vez lo oigo hablar, bueno en mi presencia, y su voz es jodidameente varonil, ronca y sexy. 

—Emma sal—pide Miguel con voz cansada. 

Bufa, enojada y luego como si apareciera una buena idea posa su mirada en mi y sonrie como el gato de Alicia. Nos da una sonrisa a ambos y se marcha de la habitación. 

Me hace estremecer. 

—Vamos preciosa, ven y curame no quiero morir desangrado. 

—claro. 

Rompo su camisa con nerviosismo, deajando ver la herida no es muy profunda para la cantidad de sangre que sale de ella. Un poquito más a la derecha y arriba y si que tuvieramos complicaciones, John entra y deja un botiquin a mi costado. 

Miguel gruñe cuando presiono demasiado, limpio la herida y con la pinza saco la bala, emite un grito de dolor; susurro un lo siento. Termino desinfectado la herida y empiezo a coser, por lo menos seis punto, le coloco la gasa y con ayuda de John le ponemo la venda en su addomen. 

—No sabes lo jodidameente sexy que te ves asi, imaginate con un uniforme—, dice con voz grabe, siento mís mejillas sonrojarse, desvio la mirada evitando encontarme con el azul de su mirada. 

—¿Cómo... 

Murmuro medio avergonzada, sin duda este hombre no tiene pudor, hasta en situaciones como estas siempre tiene algo obseno que decir. Suelto un grito ahogado cuando me levanta y me ahorcadas en sus piernas. 

—No tienes porque avergonzarte, joder nena. Hades es un maldito.... 

Me remuevo un poco buscando alejarme un poco, siento la tensión sexual en ese momento, me hace jadear. 

Me besa bruscamente, cierro los ojos por suanrra abrazadora de poseerme como si quisiera demostrar algo, adueñandose de mi, de cada parte racional. 

Siento sus dedos emredarse de mi cabello tirando suavemente de el, apoyo mis manos en sus piernas, intento separarme, un poco. 

—Miguel, lo siento yo no puedo hacer esto.... Estoy roto, yo tampoco deberia estar aqui entiendes, solo soy un estorbo. 

—¡Lena, joder! nena, mirame—pide. —Mientras estes conmigo no seras ni gun estorbo, ahora somos tu familia y la familia nunca renuncia en apoyar a los nuestros sin importar que tan jodidos esten, ahora, tu eres parte de la mia, eso significa que hasta moriria por protegerte. 

Cierro los ojos fuertemente, intentando creer en sus palabras, apoyo mi frente en su hombro sintiendo una intranquilidad en mi corazón. 

Siento que sere la perdición de este hombre como el será la mía. 

😏😏Este par, ay como me encantan.

   

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