Después de conocer a John, las cosas salieron bastante bien, y Leila pudo ampliar un poco sus horizontes.

Para ponerlo en perspectiva, era similar a una situación en la que a una mariposa de alas diminutas, que anteriormente solo había volado alrededor de los campos de hortalizas locales, de repente le crecieron alas enormes que le permitieron volar mucho más alto en el cielo... Las vistas, los aromas extraños y los sonidos... Fue un paraíso para Leila quien no esperaba que hubiera mucho más en el mundo.

Teniendo eso en cuenta, Leila ya no tuvo problemas para olvidarse de Gerald.

Aunque tenía que admitir que Gerald de verdad era la persona más excepcional entre el resto dentro de los campos de hortalizas que frecuentaba, lo que explicaba por qué tantas mariposas se enamoraban de él en ese entonces, ahora que ella había experimentado el paraíso más allá, su desesperación de ese entonces honestamente se sintió un poco gracioso para ella.

“Aún así, es una verdadera lástima que no