Capítulo 23. Última voluntad.
El tipo se metió en su oficina y yo me quedé con Beatriz, su muy amable secretaria.
-Siento mucho lo de Lucía. – Dijo dándome un corto abrazo. - ¿Estás bien?
Yo negué con la cabeza.
-Oh, lo siento. No me había dado cuenta de que aun no podías hablar. – Dijo dándome pequeñas palmaditas en el hombro. – Debe ser difícil improvisar el Lamento de la Luna, a menos que ya hayas hecho antes…
-Déjala en paz, Beatriz. – Dijo Edson saliendo de su oficina con algunos papeles en la mano. – Te veré mañana.
Con eso tomó mi mano y salimos juntos de ahí ante la mirada curiosa de la loba.
Al llegar a la calle principal, y después de algunas inclinaciones y saludos de los peatones, Edson finalmente se detuvo y suspiro soltando mi mano.
-Sé que dije que tenías que ver a mi Alfa cuanto antes, pero si no te sientes bien ahora mismo, podemos regresar a casa y ver una película o lo que sea.
Yo incliné mi cabeza de lado para mirarlo; se veía preocupado mirando en dirección a la mano que acababa de solt