Donovan se quedó mirándola en silencio por unos segundos, sin parpadear, con esa expresión serena que siempre usaba cuando alguien intentaba forzar un movimiento que él no había autorizado. Su mirada verde se volvió un poco más fría, pero sin agresividad, solo con esa firmeza elegante que lo caracterizaba desde que tomó el cargo de CEO.

—No, madre —dijo finalmente, en un tono grave y controlado—. No quiero que te involucres directamente.

Jacqueline arqueó apenas una ceja, sorprendida por la calma de su hijo.

—¿No quieres… que me involucre? —repitió, midiendo sus palabras—. Donovan, los Spencer siempre han sido una amenaza para…

—Lo sé —la interrumpió con suavidad, sin perder la cortesía—. Pero este asunto lo manejo yo. Si tú te involucras, podrías empeorar las cosas.

El silencio entre ambos se volvió un poco más denso.

"¡JA! ¡Primero que no me meta en su ceremonia! ¡¿Ahora que tampoco me meta en un tema familiar tan delicado?!"

Pensó Jacqueline, molesta.

Él se incorporó leve