Cuando Sofía abrió los ojos de nuevo, habían pasado tres días desde el accidente. A pesar de haber sido protegida por Julio durante el impacto, aún estaba gravemente herida. Al mirar el techo blanco sobre ella, Sofía se sintió momentáneamente confundida, como si aún no se hubiera dado cuenta de lo que había ocurrido.
María entró en la habitación, pensando en verificar el estado de Sofía, pero en su lugar, la vio abrir los ojos y romper a llorar de alegría.
—¡Sofía, estás despierta!
—Sí— respondió Sofía con voz ronca, incapaz de hablar con claridad. María rápidamente le trajo un vaso de agua, y Sofía se sintió mejor después de tomar un sorbo.
María ayudó a Sofía a sentarse en la cama, y poco a poco Sofía volvió en sí.
—¿Dónde está Julio?
Al escuchar esto, el rostro de María se oscureció, pero no ocultó la verdad.
—Todavía está en cuidados intensivos.
Al oír esto, Sofía palideció aún más. Su piel ya estaba pálida y sin color.
—No te preocupes, tía Maribel y los demás ya han encontrad