Sebastián
—¿Qué hacías con mi mate? ¡Dímelo! — grité. Y cuando Tatiana se colocó frente a mi, protegiendo al humano, me molesté más, pero mi atención se iba a ella.
—Él no debió quedarse aquí contigo — digo intentando recuperar la compostura. Estaba tan feliz de verla sana y salva… pero mis celos m