Parte 4...
— No seas loco, criatura - me reí — Es una señora muy buena que nos ayuda mucho. Sólo le hice un favor, quería algo de compañía y además gané un paquete que me hará ganar algo de dinero.
Sacudió la cabeza haciendo una mueca y suspirando.
— Realmente... Eres una pieza rara. Chica, vas a morir sellada, ¿es eso?
Abrí los ojos, pero nadie que pasara por allí me oyó.
— Oh, Simone, ya sabes cómo soy - me encogí de hombros — Quiero sentirme preparada. No sé, quiero un tipo especial.
— Eso no existe, la pasión - se rió.
— Sí, lo hay - afirmé- — Es difícil, pero un día lo encontraremos.
— ¿Cuando tengas sesenta años? - levantó la ceja.
— Oh, da igual - me encogí de hombros de nuevo — Quiero casarme virgen. Y si voy a tener algo antes de casarme, el chico tiene que ser realmente especial para mí para hacerme cambiar de opinión al respecto.
Dejó escapar una mirada de duda en su rostro.
— Creo que estás perdiendo el tiempo. Al menos podrías distinguir un poco - ella me pellizcó ligera