Una Ayuda Inexplicable
Una Ayuda Inexplicable
Por: JESSANG
Capítulo I

Me llamo Abby, soy una chica mestiza, mi cabello es un poco extraño no es ni liso, ni rizado de color castaño oscuro, ojos color café y mido 1,56cm , soy sencilla, no suelo usar maquillaje y no uso ropa de marcas caras, me gusta ser original y sencilla.

 Me levanté muy temprano como de costumbre, pues, tenía que ir a trabajar, desde que se volvió muy costoso el estudio en la universidad, con tantos proyectos que realizo en cada semestre decidí que en vacaciones me pondría a trabajar, pues ya era mayor de edad y mis padres me habían ayudado lo suficiente durante toda mi vida y no me parecio justo que al crecer siguieran haciendo lo mismo, ya yo podía buscar un empleo para pagar mis gastos; me dirigí hacia el baño para darme una ducha, salí y me vestí con un pantalon ceñido al cuerpo, una blusa fucsia y unos zapatos converse negros, me tejí una trensa en mi largo cabello, el cual tenia unos reflejos color champán, una vez lista salí hacia la cocina y me preparé un café e hice un sándwich; comí mi desayuno y salí de mi apartamento, bajo por las escaleras ya que, estos edificios no cuentan con ascensor debido a que son muy antiguos, salgo de prisa hacia la parada del bus para tomar uno hasta el centro de la ciudad, trabajo en un restaurante llamado Tu Gourmet, es muy reconocido y mayormente lo visitan clientes con mucho dinero; llego y voy directo a cambiarme de ropa ya que tenemos que usar uniforme, el cual consta de un vestido negro hasta las rodillas y un delantal blanco, por eso siempre uso mis converse negros, para coincidir con el uniforme, saludo a todos mis compañeros de trabajo y a mi mejor amiga Alejandra con un fuerte abrazo de oso. Ale es una chica de piel morena y  cabello rizado, delgada y de estatura de unos 1,50cm.

—Hola amiga ¿como estas? —le pregunto a Alejandra con una sonrisa.

—Bien amiga ¿y tu? —me responde ella al voltear para verme.

—Bien, anoche llegué rendida a casa, ni siquiera comí, lo que hice fue tomar un baño y me acoste en mi cama, ni supe cuando me quede dormida.

—Ay Abby, así casi me pasó a mi pero al bañarme se me quitó el sueño y me puse a escribirle a Carlos quien me empezo a escribir —Carlos es un chico que conocio Ale en el restaurante ayer, ella suele ser así, cada chico que conoce le da su número de teléfono, se escriben unos días y ya son novios, aunque nunca duran mucho, y allí estoy yo, prestándole mi hombro para llorar— tenemos una cita para éste sábado, estoy muy emocionada, espero que todo salga bien. —dice con una enorme sonrisa, como niño emocionado cuando tiene juguete nuevo.

—Ay Ale, tú como siempre —pongo los ojos en blaco y me cruzo de brazos— ahi vas a enamorarte de nuevo de un chico al que acabas de conocer, tú como que no aprendes —niego con la cabeza.

—Ay ya amiga, ya tu vas a ver que todo vas a salir bien —me guiña un ojo.

—Es que me preocupas amiga, siempre te rompen el corazón, por eso mismo yo no me quiero enamorar, veo que eso se vuelve muy complicado con el pasar del tiempo.

—Ya sé que tú siempre te preocupas por mi Abby, pero es que, no puedo evitarlo, cuando veo a un chico guapo se me alegra el corazón —sus ojos brillan de una manera que me deja ciega— además tu tienes que empezar a buscarte un chico guapo con el cual salir, mira ya tenemos veintitrés años y no te he conocido un novio, ¿que te pasa chica? ¿o es que acaso eres lesbiana?

—Tu si que eres loca Ale, ¿yo lesbiana? —digo riendo y colocandonla mano en mi pecho señalandome— nada que ver, solo que no he encontradao al chico que me guste aún.

—Ya verás a lo que me refiero cuando te enamores niña, y esta que esta aquí te va a ver para decirtelo en la cara, y recordarte los reproches que me has dado cuando conozco a alguien y me enamoro.

—Si claro —ruedo los ojos— mejor vamos a trabajar que ya es hora, mira que si entra la jefa y nos ecuentra aquí hablando nos va a armar la de troya.

 Nos dispusimos a trabajar, yo atiendo las mesa de la uno hasta la seis y Ale de la siete a la doce, en eso llega un chico con una bebé en brazos, me pareció muy tierno el que un hombre saliera con su bebé cargado, me quedé esperando a que entrara su esposa para verla pero me sorprendió el que no llegara nadie, bueno ya que se sento en la mesa cinco me tocó atenderlo, el colocó a la bebeita en un asiento para bebés que traía en una de sus manos y los puso en una de las sillas que estaba al rededor de la meds, me acerco para tomale la orden.

—Buenos dias señor, bienvenido al Restaurant Tu Gourmet —saludo con una sonrisa— aquí la tarjeta del menu, —le entrego la tarjeta, la toma y me quedo esperando su pedido, saco mi libreta del bolsillo de mi uniforme y mi lapiz— ¿quiere un café antes de elegir que va a comer? —el chico se queda observando la tarjeta sin darme una respuesta, se le ve algo cansado y sus ojos se ven como si hubiera pasado toda la noche despierto— bueno si necesita algo me llama —digo al ver su mirada perdida, cuando estaba a punto de irme levantó la mirada y me dio una sonrisa forzada.

—Buenos días señorita —saludó— disculpe es que no estoy en un buen momento ahora, gracias por ofrecerme el café me lo puede traer mientras decido que comer porque aun no he decidido.

—Ok —le repondi y salgo a buscar su café, me acerco a la cocina y allí esta Ale con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Y? es guapo ¿no? —me dice ale levantando las cejas.

—¿Ah si? —me hago la desentendida— no lo había notado.

—Si, y te creí, vas a decir que ves a un chico y no te vas a fijar si es guapo o no, de verdad que no te creo, con razón no haz tenio novio aún.

—Ay ya Ale, deja tus cosas para después, voy a llevarle este café y a ver si ya se decidió que va a querer —me doy la vuelta y salgo de la cocina.

 Llego hasta dodnde esta el chico y observo que esta vieno a la bebita y luego pone sus mano en la cabeza, se las pasa por la cara y mueve la cabeza en forma de negación, al quitarse las manos del rostro veo que sus ojos estan a punto de derramar lágrimas, al levantar la cara me mira, me acerco y le entrego su café.

—Aqui tiene su café —coloco la taza en la mesa— ¿va a querer algo mas?

—Muchas gracias, la verdad es que no tengo ánimos de nada —me dice con voz temblorosa— necesito buscar ayuda —esto lo dijo con voz muy baja que casi no logro escucharlo.

—¿Disculpe, que dijo? no logre escucharalo —le pregunto.

—Aaah, no, nada, solo estaba pensando en voz alta, creo que no voy a querer nada mas solo con el café esta bien, ¿cuanto es la cuenta?

Le di el precio del café, me pagó y le entregué el recibo con el cambio— que tenga buen día señor —cuando me iba a retirar me dijo que me quedara con el cambio, pero no quice aceptarlo porque era mucho, me insistio tanto que tuve que tomarlo, se veía que era un tipo con dinero y por eso no le tomaba mucha importancia antes de irme me llamo.

—Disculpe senorita —me voltee— ¿usted trabaja aquí todos los días?

—Ummm... si señor, de lunes a viernes es mi horario, ¿porqué? —pregunto algo confundida.

—No solo pregunto —se levanto tomo a su bebe y se fue.

 Me dejo con la duda, ¿porque quería saber si yo trabajaba alli todos los dias? no es algo que se pregunta porque si, bueno no le tomé mucha importancia y seguí con mi trabajo, gracias a Dios ese dia habia mucho movimieno y no hubo chance de que Ale se me acercara a hacerme preguntas tontas porque mientras me encontraba atentiendo al chico pude ver que ella esta asomada viendo todo lo que hacía y sabía que de un momento a otro me iba a pregunta que me había dicho aquel joven, hasta que llegaron las siete de la noche, fue día de mucho ajetreo, pero al momento de irme a cambiar alli estaba Alejandra con tu típica sonrisa, yo sabía que iba a empezar un interrogatorio peor que el que hacen los detectives por un asesinato.

—¿Creiste que te ibas a escapar no? —me dice Ale cruzada de brazos

—¿Escaparme? ¿de que o que? —digo mientras me quitaba el delantal.

—De mi, ¡sabes que tengo muchas preguntas que hacerte!, no te hagas la tonta.

—Ay Ale, vine a cambiarme para irme a casa, estoy muerta en vida ¿sabes?, estoy muy cansada , además tengo que pasar por el mercado para compararme algo para comer en mi casa, si es que cocino, porque estoy muy cansada, no vengas ahora con tus interrogatorios que son peor que el que hacen los detectives, por favor —le digo en forma de suplica— de verdad tengo que irme.

—Ok, ok, pero no creas que te vas a salvar para siempre, tienes que contarme de que hablaron tu y ese guapetón —dice ella como si hubiera mucho que contar, como si yo fuera estado en una cita y tengo muchos detalles para decirle— solo por ahora te voy a dejar tranaquila, ah mira Carlos me acaba de enviar un mensaje, dice que ya quiere que sea sabado para ir a nuestra cita, es tan dulce.

—Ay por favor Ale, solo te aconsejo que no vayas muy de prisa como con los otros novios que has tenido, no esperas a conocerlos bien cuando ya son novios, por eso no duras con un chico.

—Mira quien me viene a aconsejar, la que no ha tenido ni un solo novio —me dice cruzandose de brazos— ah claro, por eso es que no has tenido, porque esperas mucho.

—Ay ya, si si, ya me voy, adios, hasta mañana.

 Me despedi de mi amiga  y me voy de prisa al supermercado que esta a unas cuadras del restaurante, pero con la charla con Alejandra se me ha hecho tarde y casi no logro entrar.

—Espere por favor —le grito al chico que esta a punto de cerrar, todavía quedan algunas personas adentro comprando pero cierran antes para atender solo a las personas que estan adentro para cerrar completamente.

—Dese prisa estamos cerrando —me dice el chico.

 Llego jadeando y entro al local, agarro una canasta y me voy hacia los pasillos a buscar algo que comprar, cuando voy pasando por el pasillo de los articulos para bebés, observo que esta el chico al que habia atendido esa mañana en el restaurante, quise darme vuelta para tomar otra dirección, pero al hacerlo ya era tarde, el chico me había visto y me llama.

—Hey chica —me volteo y el me hace señas con una de sus manos para que me acerque hasta donde se encuentra él— disculpa, es que soy nuevo en esto y no se cual comprar —veo que esta viendo los pañales, pero los que tenía en la mano eran talla extra grande— usted es mujer y sabe mas sobre estas cosas, ¿será que me puede ayudar?

—Ah claro, claro, bueno... estos son muy grandes, ¿que edad tiene su bebé?

—Cinco meses —me respondió aun dudando si en realidad era la ead de su hija— ya va, dejeme sacar la cuenta —se puso a contar con los dedos de su mano y viendo hacia arriba como si tuvera una calculadora en el techo— si, si son cinco meses.

—Ummm ok, bueno para su bebé le tiene que comprar estos —le entrego un paquete talla grande— porque si los compra muy grandes se le puede salir el pis por las piernas, y de allí va viendo cuando vaya creciendo si le va quedando muy ajustado le tiene que comprar extra grande, ¿pero y la madre de la bebé por qué no vino con usted o le dio una lista con la talla y lo que necesita? —le pregunto, pues me causaba curiosidad, era la primera vez que veía a un hombre encargándose de las comprar del hogar y sobre todo de bebés.

 Se quedó un momento en silencio, y sus ojos espezaron a amenazar con querer llorar, se secó una lágrima que le salió y me dijo.

—Ella murió al momento de dar a luz a nuestra pequeña porque antes tuvo un accidente.

—Lo... siento —abri mis ojos con asombro— fue muy imprudente de mi parte al preguntarle eso, igual no es de mi incumbencia, lo que hice fue ponerlo triste, mejor me voy antes de que cometa otra imprudencia —di media vuelta pero él me detuvo.

—Descuida, eso me sucede a menudo, igual tu no sabias, soy Mattew —me tendió la mano con una sonrisa.

—Abby, mucho gusto —le Sonreí y estreche su mano— bueno creo que me voy.

—Espera, Abby, necesito que me ayudes a comprar más cosas para mi niña, es que no se nada sobre bebés, lo que mi niñera había comprado para mi hija ya se agotó, por eso ahora estoy aquí sin saber que debo comprar, si no hubieses llegado me fuera llevado cosas que no podría usar mi hija, por favor necesito que me ayudes.

—Esta bien, yo le ayudo, y por cierto ¿donde esta ahora tu hija?

—Esta en el auto.

—¿En el carro? ¿y la dejaste alli sola? ¡no puedes hacer eso se puede asficciar si la dejas sin una ventanilla abierta! 

En eso sale corriendo hacia la puerta del local yobservo como habla desesperadamente con el portero del local, sale deprisa des establecimiento y veo que se acerca a un carro negro, abre la puerta del asiento trasero y saca a la bebita cubierta con una manta, luego entra de nuevo y se me acerca

—Wao que rapido fuiste, se nota que la quieres mucho.

—Ufss, gracias por decirme eso, de verdad ni por la mente se me había pasado; y si claro que la quiero mucho si es todo lo que me quedo de Lisa, sabes teniamos muchos planes juntos, cuando recibimos la noticia de que estaba embarazada estabamos muy felices, pero luego tuvo un accidente en automovil de camino a casa, ese día no pude irla a buscar debido a que tenía mucho trabajo, si fuera sabido eso, fuea dejado todo y la fuera buscado, todo fue mi culpa —comenzo a llorar— cuando recibí la llamada de que había tenido un accidente y que estaba en el hospital, no lo podia creer, salí de prisa de  mi oficina, y cuando llegué me dijo el doctor que solo pudo salvarse la bebé, ese día sentí que el mundo entero se derrumbaba encima de mí, que ya no tenía nada porque luchar, pero cuando vi esta carita, este angelito, la tomé entre mis brazos y dije sí, claro que tengo porque luchar, y aquí me ves comprando cosas para bebés que ni se como se hace  —se rió — bueno ¿que mas podemos comprar?

—Bueno —me quedé pensando, al mismo tiempo impactada y conmovida por la historia de Mattew— es que no se que tienes en casa y que le hace falta.

—Bueno lo que ya no tiene definitivo son pañales, si quieres vamos a mi casa y allí ves que le hace falta y mañana podemos venir de nuevo a comprar lo que se tenga que comprar.

 Me quede pensativa, como iba a ir a la casa de un desconocido, no sabía en realidad cuales eran sus intenciones, el tener a una bebé no queria decir nada, yo no sabía si era solo un señuelo para llevarse a las chicas y secuestrarlas, que se yo.

—Ya veo que no confias en mí, y en realidad te entiendo, para ti soy un completo desconocido, mira te prometo que no te va a pasar nada malo, solo vamos, ves lo que tengo y luego te llevo a tu casa.

 A regañadientes acepté, yo tomé unas cosas y las pagué al igual que el tomo los pañales y los pago, luego el me entrega a la bebita y me abre la puerta del carro, la cierra y luego se monta el y enciende el auto y nos vamos hasta su casa, me quedé boquiabierta cuando vi la semejante casa donde vivía, era de dos pisos color blanca, con puertas de madera y ventanas grandes de vidrio, un bello jardín con rosas rojas y blancas, cuando entramos, me quedé aun mas sorprendida, en en centro tenía una escalera de caracol y en las paredes adornadas con bellos cuadros, al subir por las escaleras vi que en la paredes habian fotos familiares, en una de ellas estaba él con una bella joven rubia con ojos azules, en otra sólo él, en otra la misma mujer mostrando su panza ya grande, y en la última él besando la barriga de aquella chica, al caminar por el pasillo había una secuencia de fotografías en donde salia aquella joven pero estas estaban ordenadas por el avance del embarazo, la primera era de ella con la pruebe de embarazo mostrando el "positivo" y las demás desde el primer mes hasta el último, me encanto ver aquella felicidad reflejada por medio de imágenes, en los dos ultimos marcos no había fotografía, algo que me extrañó.

—Allí iba a ir una del momento de espera, del día en que fuera a dar luz —dice él de repente a mi lado y señalándome el penúltimo marco— y en ese una con los tres, mi esposa, Luisa y yo, pero desgraciadamente no pudo ser así —dice con una sonrisa nostálgica.

Entramos en un cuarto al fondo del pasillo, estaba pintodo de rosado con blanco, era el cuarto de la bebita, allí tenia todo lo de ella, panales, alimentos, ropa y muchas cosas mas.

—Bueno aqui esta todo lo de mi hija, ¿puedes ver que me hece falta? por favor.

 Me dispuse a revisar las cosas de la niña, desde los pañales hasta el alimento, pude notar que el alimento ya no le quedaba mucho, ya no tenia toallitas húmedas y pañales tampoco le quedaba mucho y solo habia comprado un paquete.

—Bueno, te falta alimento, toallitas húmedas y más pañales, ese paquete —le señale el que habia comprado— no te va a durar mucho.

—Ummm, ok, se ve que sabes mucho de niños, ¿cuantos hijos tienes?

—¿Niños? no vale, yo no tengo hijos —le dije riendo— ni siquiera me he casado.

—Oh ya veo, ¿y como es que sabes tanto de bebés entonces?

—Bueno será porque soy mujer, y además tengo dos sobrinas, y cuando nacieron era muy unida con ellas, hasta que me mude aquí, mis padres son del campo y me dijeron que me viniera para la ciudad para estudiar, después que terminé mi primer semestre de estudios me dispuse a trabajar, la verdad ya no quiro irme a vivir para el campo.

—Ah, que bien, bueno te doy gracias por ayudarme, de verdad que si no te hubiera conocido no sabría que hacer con mi hija —la observó mientras todavía estaba en mis brazos y se estaba comenzando a inquietar, ya tenía hambre— ya se despertó, me he estado trasnochando, se lenvanta a toda hora y no se que hacer.

—Es que se levanta para comer, haber ¿donde esta la cocina para prepararle algo? —le entrego a la bebé y él me lleva hasta la cocina, yo antes ya había tomado el alimento de la niña, le preparé en un tetero y se lo entregué— toma, dale de comer.

 El lo tomó y comenzo a darle, ya se veía que sabía como, y claro ya la niña tenía cinco meses, lo que no se es, ¿como aprendió si se supone que no sabía nada?

—Oye y... ¿como es que aprendiste a darle de comer?

—Mi esposa y yo ya habíamos practicado, ella se empeño en que yo también debía aprender porque me dijo que tenia que ayudarla —miro a su hija con una sonrisa— y que me iba a imaginar yo que terminaria criando a mi hija solo —al ya la bebé terminar de comer se quedó dormida y vi que la iba a ir  acostar.

—Espera tienes que sacarle los gases después de comer porque sino le va a dar cólico —se quedó estático sin saber que hacer— mira yo te enseño —la tomé entre mis brazos y comencé a palmearle en la espalda suve y al minuto la bebe eructó— ves es así.

—De verdad que no tenia ni idea, ven damela para ir a acostarla en su cuna —la tomó entre sus brazos y subió, yo me quede esperando sentada en el sofá y no se ni cuando me quedé dormida, ya era muy tarde, y además yo estaba muy cansada.

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