Capitulo 4: Juro que te haré pagar por esto.

Max no puede creer lo que acaba de suceder, las amenazas fueron ciertas, sigue sin poder entender como John fue secuestrado, a pesar de haber doblado en números la seguridad, la terquedad de su amigo fue más fuerte , decidió salir sin guardaespaldas a correr, diciendo que serían unos minutos, que no pasaría nada y ahora no hay rastros de él, si le pasa algo a John, no podría soportarlo, ni perdonárselo nunca. Ya ha puesto en funcionamiento a la policía y a los grupos militares, encontrará al presidente como sea, a costa de su propia vida.

Los periodistas se han hecho un festín con las noticias, los teléfonos de la casa presidencial no dejan de sonar buscando información y los mandatarios de todo el mundo han enviado su ayuda, para encontrar a John con vida, solamente queda dar con esos malnacidos y encerrarlos en la cárcel por el resto de sus vidas.

Michel se encuentra en el lugar donde permanecerán encerrados durante un mes con la persona secuestrada, Annie está allí acompañándolo, cuando recibe una nueva llamada del desconocido MMG

—Hola Michel, tenemos todo listo. Muy pronto llegarán mis hombres con el presidente, cuídenlo bien, más tarde les haré llegar provisiones, John Meyer dormirá muchas horas, tuvimos que drogarlo para poder dominarlo, es una persona demasiado fuerte, tendrán que aprender a controlarlo.

—Muy bien señor, entendido, cuidaremos de él —el desconocido corta la comunicación y Annie, a su lado, no puede evitar preguntar

—Michel... ¿Puedes sacarme de una duda? —aunque se imagina la respuesta.

—Dime, Annie...

—Es el presidente John Meyer ¿Verdad? —al parecer su pregunta lo puso incómodo, porque empezó a actuar extraño.

—Annie... —después de meditarlo varios segundos, finalmente le confiesa la verdad —Si, Annie, la persona secuestrada es el presidente.

—¡Dios mío! —exclama sobresaltada—si hubiese sabido que se trataba de esa persona no habría aceptado... Es John Meyer, Michel, la persona más poderosa de este país, ¿Puedes entender eso? Una vez que salgamos de aquí, nos encerrara de por vida, tiene el poder para hacerlo.

—Tranquila Annie, nunca podrá ver nuestras caras, usaremos máscaras para esconder nuestras identidades, además las personas que nos dieron este trabajo también son muy poderosas, dijeron que nos protegerían pasara lo que pasara.

—Me extraña de ti, Michel, que seas tan tonto—manifiesta furiosa.

—¿Qué quieres decir? —pregunta sorprendido.

—Una vez que liberemos al presidente no necesitarán más nuestra ayuda, nos encerraran, y ellos nos darán la espalda, no sabemos quiénes son para atestiguar qué nos contrataron para este trabajo.

—Bueno, tienes razón, Annie. Al menos tenemos el dinero, lo suficiente para pagar el tratamiento de tu madre y un buen abogado si es necesario.

Minutos más tarde, un grupo de seis personas irrumpieron en el lugar, varios de ellos cargando el cuerpo inmóvil e inconsciente de la persona secuestrada. En ese momento, Michel se pone una máscara en la cabeza y le da una idéntica a Annie, mientras los hombres llevan al presidente a un cuarto, donde se encuentra una cama y unas cadenas, acto seguido las muñecas de John son introducidas a dichas cadenas, quedando inmóvil, sin poder salir de la habitación, cuando despierte se llevara una gran conmoción.

Annie, muy asustada se acerca a John y comienza a moverlo para hacer que reaccione, pero es inútil.

—¿Qué sucede con él, Michel? —pregunta preocupada, una vez que las personas se retiraron del lugar, dejándolos solos—¿Acaso esta muerto?

—Descuida Annie, solo está inconsciente, como verás es una persona demasiado grande y fuerte, tuvieron que drogarlo para poder dominarlo.

—Dios mío, solo espero que esté bien ¿Por qué estas cadenas, Michel? ¿No dijiste que él estaría bien aquí, que debíamos cuidarlo? Estas cadenas lo lastimaran, intentara forcejear para liberarse.

—Annie, ¿Te das cuenta de la altura de este hombre? ¿Crees que tú o yo tendríamos la fuerza para dominarlo si no estuviera encadenado? Lo lamento, pero si forcejea con las cadenas será su problema, ahora vámonos, dormira durante varias horas.

—No puedo creer estar haciendo esto —confiesa, sintiéndose culpable.

—Es tarde para arrepentimientos, Annie, ya tienes el dinero para tu madre, ahora tenemos que hacer nuestro trabajo.

—Lo sé—comenta resignada, observando por última vez el cuerpo inerte del presidente, para luego salir de la habitación, seguida de Michel.

Horas más tarde, finalmente se ha hecho de noche y John aún no ha vuelto en sí, por lo que Annie está aún más preocupada

—Michel, debemos llevarlo a un hospital, aún no reacciona... Quizás este sufriendo de una sobredosis.

—Annie... Sé dé drogas mucho más que tú, estará bien, le han tenido que dar mucha cantidad, por su contextura física, despertará, te lo aseguro, llévale un poco de cena, verás que abrirá los ojos y tendrá apetito.

—¿Y si intenta hacerme daño? —pregunta asustada, un hombre de ese tamaño, sin dudas podría hacer mucho daño, solamente con un golpe.

—No podrá hacerlo y si te encuentras en peligro, solo tienes que gritar, los chicos y yo iremos en tu ayuda.

—Está bien —aun, con mucha desconfianza, Annie toma la bandeja preparada con comida y se dirige a la habitación de John. Al ingresar, deja dicha bandeja en una mesa, junto a la cama y se sienta al lado del cuerpo, aún inconsciente del presidente.

Jamás había visto a un hombre tan impresionante en su vida, no es que no lo conociera por los medios de comunicación, pero lo que han dicho de él no le hace justicia, realmente nunca había estado en presencia de una persona tan grande, debe medir casi dos metros y los trajes formales que usa en sus presentaciones no dejan ver su increíble cuerpo, lleno de músculos, que ahora puede apreciar, ya que según Michel, habían aprovechado cuando el presidente salió a hacer deportes a la mañana muy temprano, por lo que se encontraba con una vestimenta cómoda y ligera para poder correr.

Además de eso, puede ver, que tiene un rostro bellísimo, sus facciones son tan hermosas y delicadas, su piel, morena y suave al tacto ¿Qué diablos me ocurre? Piensa Annie, sabe que tiene que guardarse todo tipo de emociones, por su propio bien y el de su familia.

La muchacha, que aún continúa sobre la cama, intenta mover el cuerpo de John, sin éxito, ya debería haber despertado, así que está intentando levantarse de la cama para ir por Michel, preocupada por la salud del presidente, cuando una mano, toma de su muñeca, con mucha fuerza, solo para hacer daño.

—¿Donde estoy? —pregunta John, sosteniendo aun la pequeña muñeca de su secuestrador, como alguien tan debilucho puede haber hecho esto, piensa para si mismo . Esta intentado incorporarse de la cama, cuando unas cadenas, se lo impiden y furioso comienza a gritar —¡Sacame estas malditas cadenas o juro que te haré pagar por esto!

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