Rebeca había seguido viendo a Lautaro en su apartamento por diferentes motivos, mayormente peleas referentes a no poder ver a Walter como deseaba o escenas de celos que acaban bajo las sábanas y con la ropa de ambos regadas en el suelo de camino al cuarto. Cada vez con más frecuencia se veían y por momentos discutían solo para avivar más la llama que la hermosa mujer se negaba a aceptar que estaba más que bien encendida.
Amanda fue a un restaurante con su apuesto esposo a celebrar un mes más desde su matrimonio. Cómo siempre, al llegar allí, vieron reporteros que estaban más que interesados en su vida privada y también en su matrimonio. La madre de Walter se negaba a aceptar que su hijo estuviese casado con alguien que ella no aprobaba y cada intento de conversación con él para que considerara el divorcio había resultado en vano. Ella creía que los escándalos mediáticos harían que aquel matrimonio se disolviera, pero estaba equivocada.
-Me gusta la comida mexicana- Walter probó asombr